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ENTREVISTA CON EL PADRE DE LA BIOÉTICA

Resulta saludable y estimulante tratar a personas de alta calidad humana, las que solemos llamar personalidades. Esta suerte la tuvimos cinco miembros del Centro Nacional de Bioética Cenalbe el lunes 30 de octubre pasado, en la visita que hicimos al profesor Van Rensselaer Potter, padre de la Bioética. Su obra Bioethics Bridge to the Future, (Bioética, puente hacia el futuro), escrita en 1971, desencadenó el fenómeno mundial, de bola de nieve, de la Bioética.

El profesor Potter, de 84 años, bioquímico investigador del cáncer, trabaja todavía en el Laboratorio Mc Ardle, de Madison, en el Estado de Wisconsin, de Norteamérica. Es profesor emérito de la Universidad de Wisconsin y cuenta a su favor con docenas de premios y honores académicos.
No es lo mismo leer un libro que sostener un contacto de cuerpo presente con su autor. Las ideas resucitan y se vuelven más elocuentes y eficaces cuando las vemos encarnadas en quien les dio vida.
Cómo se siente, le preguntó alguno, después de 25 años de Bioética, ahora, cuando la ve extendida tan exitosamente en todo el mundo?
Creo que la Bioética, contestó el profesor Potter, se especializó demasiado hacia el campo de la Bioética médica. Y estoy convencido de que el fruto legítimo y duradero de la Bioética tiene que venir tan solo bajo la sombrilla del término Bioética global (título de su último libro). No se la puede aislar. No creo que sean muchos los que hayan empuñado la antorcha que encendí hace tantos años. Me dediqué a la investigación del cáncer y descuidé la Bioética. Creo que fue un error. Existen miles de investigadores del cáncer. La investigación del cáncer no me necesitaba tanto a mí, en 1971, como la Bioética .
Ya en 1971, como apéndice a su libro sobre Bioética, condensó en un Credo, semejante al Juramento de Hipócrates, las creencias que debía profesar, y los compromisos fundamentales que debía asumir todo bioeticista, como persona individual. No dudo de que su reproducción en esta columna de orientación llevará un mensaje de fe y de esperanza para todo lector que se quiera unir a esta cruzada universal por la supervivencia de la humanidad, meta y aspiración suprema de la Bioética.
Un credo bioético, para individuos
1. Acto de fe: Creo en la necesidad de una acción inmediata que remedie un mundo asediado por tanta clase de problemas.
Compromiso: Me comprometo a trabajar, juntamente con otros, por mejorar la formulación de mis creencias y desarrollar otros credos, semejantes a este; y por unirme en un movimiento mundial que haga posibles la supervivencia y un desarrollo más provechoso de la humanidad, en armonía con el medio ambiente natural.
2. Acto de fe: Creo que la supervivencia y el desarrollo de la humanidad, tanto a nivel cultural como biológico, se encuentra fuertemente condicionado por las actividades y programas actuales del hombre.
Compromiso: Prometo vivir mi propia vida, e influir en la de los demás, de tal suerte que promueva el desarrollo de un mundo mejor para las futuras generaciones, y trate de evitar acciones que pongan en peligro su futuro.
3. Acto de fe: Acepto el carácter único de cada ser humano, pero estoy convencido de la necesidad de contribuir apasionadamente por la elaboración de una unidad de sociedad mejor (que el individuo) y en cierto modo, más grande, de forma tal que esté de acuerdo con las necesidades, a largo plazo, de la sociedad.
Compromiso: Por tanto, prometo prestar atención a los puntos de vista sensatos de otros, sean ellos mayoría o minoría; y reconozco la importancia de un compromiso apasionado para producir acciones eficaces.
4. Acto de fe: Acepto el carácter inevitable de ciertos sufrimientos humanos que resultan forzosamente del desorden natural de los seres sencibles y del mundo físico. Pero no aceptaré pasivamente los sufrimientos que provengan de la pasión inhumana del hombre contra el hombre.
Compromiso: Por tanto, prometo hacerles frente a mis problemas con dignidad y coraje; y trabajar por ayudar a mis amigos, los hombres, cuando se sientan agobiados; trataré de alcanzar la meta (utópica) de eliminar el sufrimiento inútil que padece la humanidad, considerada como un todo.
5. Acto de fe: Creo y acepto el carácter definitivo de la muerte, como parte necesaria de la vida. Confieso mi veneración por la vida; mi creencia en la fraternidad de todos los hombres; y el convencimiento de que tengo una obligación con las futuras generaciones.
Compromiso: Por tanto, me comprometo a vivir de tal manera que haga bien a la vida de mis amigos, los hombres, presentes y futuros; y que sea recordado favorablemente por aquellos que me sobrevivan.
Resumiendo: La Bioética, tal como la concibió Van R. Potter desde sus comienzos está fundamentada sobre una fe apasionada en la vida, en todos los seres vivos, en el hombre y en su entorno; se trata de una fe práctica, una fe comprometida, es decir, una fe en el hombre y su crisis actual, de la que brota una serie de compromisos fundamentales y comunes a todos, que propician acciones inmediatas en pro de la supervivencia del hombre.
De esta fe y de estos compromisos no se puede eximir usted, estimado lector.
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