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Prensa amenazada

La verdad es la “hoja de una espada sin empuñadura, que corta por todos los lados a quien quiera sostenerla y mucho más a quien quiera forcejear con ella”, dice el escritor uruguayo Eduardo Galeano en la más reciente edición de Las venas abiertas de América Latina, y tiene razón.

Redacción El Tiempo
Hace 25 años finalizaron los regímenes militares en América Latina, la
democracia se restableció en casi todos los países pero hoy, sin embargo, el
fantasma de la censura vuelve a enrarecer el clima y la amenaza de nuevo, si
se considera que los medios y la libertad de expresión son unos de sus
principales pilares.
Gobiernos de izquierda como de derecha, elegidos y reelegidos
democráticamente en América Latina, en el último cuarto de siglo, parecen
encaminarse hoy hacia un peligroso totalitarismo en el ideologías,
movimientos o regímenes políticos buscan imponer frenos a las libertades
ciudadanas para ejercer un control absoluto y total.
“Existe una polarización política en la región y cada uno de los gobiernos
trata de mantener su hegemonía por muchos años. Por eso, hoy, lo más
importante, tanto para los procesos de izquierda como de derecha, es
mantener una prensa totalmente controlada”, afirma desde La Paz el
periodista boliviano Víctor Hugo Ordoñez, secretario general del sindicato
de Fotoperiodistas de La Paz.
Medios y periodistas independientes u opositores a los gobiernos de turno
son presionados, amenazados, perseguidos o asesinados y, en muchos casos,
las autoridades muestran una preocupante pasividad frente a todas esas
violaciones.
“Unos 300 colegas fueron asesinados en la región en la última década y el
número de perseguidos, exiliados, etcétera, podrían contarse por centenas”,
denuncia desde Bruselas el periodista español Paco Audije, secretario
general adjunto de la Federación Internacional de Periodistas, FIP, la mayor
y más antigua organización mundial de prensa, que hoy representa a unos 600
mil periodistas en más de 100 países.
En lo que va del 2009, cerca de doce periodistas fueron asesinados en
América Latina, de acuerdo con el Instituto de Seguridad de las Noticias,
INSI.
Las denuncias
“En países como Bolivia, Ecuador y Venezuela, el poder vigente considera
que los medios son mayoritariamente hostiles, y tratan de presionarlos con
reformas legales, con multas y amenazas de cierre, que a veces se concretan,
o intentan contrarrestarlos con la creación de medios que den una imagen
favorable de sus presidentes o de sus regímenes políticos”, precisa Audije.
En su opinión, en esos y en otros países, la censura de prensa “se ejerce
señalando a los que se consideran críticos o molestos para el régimen de
turno, utilizando el recurso económico de la publicidad para castigarlos o
con normas legales que den amparo a la censura de manera encubierta, por
ejemplo, no renovando licencias de programas o de radio”.
La Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, también ha recibido denuncias
sobre atentados, agresiones y amenazas contra medios y periodistas en
Brasil, Ecuador, Honduras, México y Venezuela, así como sobre las polémicas
leyes de comunicación en Argentina y Ecuador
“En los tres últimos años se está imponiendo un patrón de acoso sistemático
a los medios independientes en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y, en
menor grado, Argentina”, dijo en reciente entrevista Enrique Santos
Calderón, presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP.
En Argentina, el Ejecutivo envió al Congreso un proyecto de Ley de Servicios
de Comunicación Audiovisual el 27 de agosto, que introduciría cláusulas
contrarias a la libertad de prensa y que castigaría a medios independientes
considerados opositores al gobierno de la presidenta Cristina Kirchner. El
principal blanco de los ataques ha sido el diario El Clarín, uno de los más
respetados.
En Bolivia, donde el gobierno de Evo Morales implantó un nuevo sistema de
comunicación con radios comunitarias, televisión estatal y compró una red de
televisión nacional ATV y el periódico La Razón, financiados por
venezolanos, “los periodistas o están con el gobierno o están en su contra
y, por eso, muchos se autocensuran para mantener su trabajo”, dice Ordóñez,
secretario general del sindicato de fotoperiodismo.
Las agresiones también prosperan. Hace poco, dos periodistas fueron atacados
a tiros por tres policías mientras hacían un cubrimiento noticioso y a otro
le cortaron la cara con vidrio e intentaron cortarle la lengua porque se lo
consideró de oposición, denuncia.
En Ecuador, donde existe un clima crecientemente adverso contra la prensa,
comenzaron a debatirse varios proyectos para la creación de una ley de
comunicación, que debe aprobarse para el 14 de octubre y que podría
entrometerse e influir negativamente en el contenido o en el criterio
editorial de los medios.
En Venezuela, donde se han denunciado 1.200 casos en los últimos 9 años, el
gobierno de Hugo Chávez “acaba de cerrar 34 medios radioeléctricos y se
planea clausurar en total 240 emisoras. De momento, hay otros 29 cierres
anunciados”, afirma, desde Caracas, Gregorio Salazar, presidente del
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa.
Recuerda que Chávez considera a los medios de comunicación como el principal
escollo para la instauración de su modelo de revolución y que el director de
Telesur y ex ministro del Poder Popular para las Comunicaciones, Andrés
Izarra, proclamó que la revolución necesita una “hegemonía comunicacional”.
En Brasil, Colombia, Centroamérica, México y otros países, los que ponen la
mordaza a la libertad de expresión son, sobre todo, las mafias del
narcotráfico, el estado y los grupos armados ilegales, pero esa no es la
única preocupación. “La mordaza en Colombia la están imponiendo las pésimas
condiciones económicas y de seguridad en las que trabaja gran parte de los
periodistas”, de acuerdo con Eduardo Márquez, presidente de la Federación
Colombiana de Periodistas, FCP, que congrega a más de mil profesionales
colombianos.
“Acabamos de realizar una encuesta entre cien mil cien periodistas, la más
grande que se ha hecho en Colombia, y sólo 27 de cada 100 colegas tienen un
contrato a término fijo o indefinido. Treinta y seis de cada cien tienen
ingresos que van de 200 mil a 900 mil pesos, es decir, que más de una
tercera parte de los periodistas en Colombia tiene ingresos inferiores o
levemente superiores a un obrero no calificado. El 70 por ciento no tiene un
seguro de vida en un país tan complicado como el nuestro y el 64 por ciento
carece de vivienda propia”, afirma.
¿Por qué la libertad de prensa llegó a esta situación tan grave en los
gobiernos democráticos?
Hay múltiples razones: algunos de los expertos consultados conocen que los
medios de la región tuvieron una gran influencia en los procesos de
democratización en los últimos 25 años y que, por eso, muchos políticos y
empresarios comenzaron a comprarlos para utilizarlos en favor de sus
objetivos político-empresariales y terminaron por sucumbir a la vanidad,
codicia e intereses particulares.
La ola reeleccionista también agrega sus puntadas. En opinión del analista
argentino Daniel Zovatto, de Información y Análisis de América Latina
(Infolatam), la reelección es una muy mala noticia para una región como la
nuestra, caracterizada por la debilidad de las instituciones y la creciente
personalización de la política, entre otras cosas. La censura de prensa se
fortalece con eso y con el creciente carácter absolutista de los gobiernos.
Por eso, también, el colega Gregorio Salazar sostiene, desde Caracas, que
todo ese cuadro de resquebrajamiento de las garantías para el ejercicio de
la libertad de expresión y la profesión periodísticas conduce, sin duda, a
situaciones de verdadero riesgo para la democracia.
“Lo grave es que en algunos países se está viendo que la hegemonía
comunicacional que se pretende instaurar es un paso previo necesario para
abrirle paso a la hegemonía de un grupo o proyecto político”, agrega.
ORLLOP
Redacción El Tiempo
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