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CIORAN AGOTA SU PROPIA ESPECIE

La muerte es lo sublime al alcance de cualquiera , había escrito Emile Cioran, pensador rumano que murió el pasado martes en París, a los 84 años.

La desaparición de Cioran vuelve a poner de relieve una de las obras más enigmáticas y personales del siglo XX. Una obra que, sin embargo, llegó tarde al mundo hispánico concretamente a principios de los años 70, cuando el joven filósofo español Fernando Savater empezó a escribir sobre ella y a divulgarla. EL TIEMPO habló con Fernando Savater desde París, acerca del pensador rumano.
Qué nos deja Cioran tras su muerte?
Nos deja un puñado de libros que cuentan con una de las prosas más espléndidas y conmovedoras de nuestro siglo. Una obra sólo comparable a la de creadores como Elias Canetti, y cuatro o cinco privilegiados más. Cioran es uno de los más grandes escritores del siglo.
Usted lo clasifica como escritor, filósofo, pensador...?
Filósofo no, porque filósofo tiene un toque académico, premioso e indagatorio que no le corresponde a Cioran. El fue más bien un escritor en el sentido amplio del término. Un moralista y un pensador. Un espíritu del estilo de Montaigne, de Chanford, de Lichtenberg y... en nuestro siglo, repito, Elias Canetti.
Por qué Cioran llegó tan tarde a España?
En los años 70, cuando yo empecé a escribir sobre Cioran, la verdad es que en España faltaban muchos autores. No sólo él, muchos. Cioran fue siempre un escritor singular y, en aquella época, los intelectuales progresistas sólo se interesaban en los escritores que tenían un contenido político. Por eso, de parte incluso de quienes se salían de las normas del régimen de Franco, era difícil que Cioran llegara a conocerse. Y del otro lado, del de la cultura oficial, pues ahí sí que menos, porque la dictadura evitaba con mucha asepsia cualquier pensamiento como el de él, es decir negativo y de poco consuelo religioso. Así que, por los dos lados, Cioran era considerado un intempestivo, de ahí el retraso con que llegó, si se tiene en cuenta que él comenzó a escribir en los años 40, poco después de que fijara su residencia en París.
El pensamiento de Cioran es negativo, pesimista, cómo veía él su propia muerte?
Hay muchas reflexiones sobre la muerte en su obra, y siempre que uno reflexiona sobre la muerte, reflexiona sobre la propia muerte. Cioran es un pensador de la fragilidad, de la transitoriedad de lo humano y, obvio, era muy consciente de su muerte... Quizá no como algo fatal.
Qué libros de Cioran daría usted a alguien que comienza a leerlo ahora?
Lo característico de un pensador como Cioran es que sus libros, su mensaje, es algo sencillo. Esa fragilidad, ese inconveniente de haber nacido , tal como tituló uno de sus libros, está en toda su obra. No es un autor acumulativo, que va cambiando de pensamiento, sino que más bien va modulando siempre un mismo tema. De cualquier modo, libros como El inconveniente de haber nacido, La tentación de existir e Historia y utopía, son sin duda sus grandes obras.
Se considera usted discípulo de Cioran?
Antes que nada yo me considero un buen amigo de Cioran. Un amigo al que admiré mucho. Admiré su estilo, su fuerza, su humor, la ternura especial y acogedora de su carácter. Soy su discípulo en la medida en que le debo muchas reflexiones, muchos momentos de iluminación.
En lo personal, cómo era el trato con Cioran?
Yo subrayaría, sobre todo, algo que va a sorprender a sus lectores superficiales o accidentales. Estos sin duda lo imaginaban como una persona de talante lúgubre, negativo, huraño, hostil... Y en realidad, Cioran era una persona sumamente acogedora, amable, preocupada por sus amigos hasta extremos verdaderamente ridículos, tiernamente ridículos. Era un hombre que, además, daba muy buenos consejos prácticos, o sea que su forma de ser chocaba un poco con la imagen nihilista, pesimista que se desprendía de su obra.
Tiene Cioran algún contacto con la religión?
No. El se preocupó por temas por los que también se preocupó la religión. Es decir las postrimerías, la muerte, el sentido de la vida y del dolor, etc. Temas que la religión también trata. Pero no, Cioran no era un hombre religioso.
El misterio de Cioran, de su vida, se extiende también a su obra, una obra tan personal que no puede agruparse con otra en el siglo XX. Por qué?
Porque Cioran es un caso verdaderamente singular del pensamiento... Puede decirse que es un pensador sin sistema filosófico en la medida en que cada aforismo suyo penetra hasta el fondo, no necesita un sostén teórico. Sus ideas nacen de una observación profunda, aguda y solitaria de la realidad y de la vida, no del estudio y la interpretación de la filosofía pasada. Por eso no encaja en ninguna escuela o corriente de pensamiento. Tiene conexiones, claro. Fue amigo de Samuel Beckett, de Henri Micheaux, de Paul Celán, de Ionesco y Mircea Eliade. En fin, tiene conexiones con pensadores, pero él pertenece a una estirpe única. Como los ángeles, Cioran agota su propia especie.
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