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Ganaderos y campesinos no quieren desvío del Calenturitas

Las medidas ambientales tomadas por la empresa Prodeco frente al nuevo proyecto de explotación de una mina de carbón en el Cesar, que incluye la relocalización del río Calenturitas que baña la zona carbonífera de Becerril y de La Jagua de Ibirico, tiene caldeados los ánimos de gremios, autoridades y la comunidad.

Conociendo el impacto que generará el desvío parcial de esa fuente hídrica
al ecosistema de la región, Prodeco aseguró que los estudios y diseños
plantean emular las condiciones naturales del río, en caso de que el
proyecto sea aprobado por el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo
Territorial.
Jorge Pavajeau, superintendente Ambiental de la mina Calenturitas, sostuvo
que la reubicación del cauce se haría en dos fases: la primera, de 5,1 km,
en los meses siguientes a la aprobación, y la segunda, en el 2025, cuando se
correrían otros 3,9 km.
Según él, en ningún momento se desecará el cauce aguas abajo y tampoco se
represará aguas arriba, cuando se inyecte el caudal al tramo de cauce
proyectado, como se dice en la región. Con respecto a la fauna terrestre,
aseguró que esta será objeto del programa de reubicación de especies que
opera en la mina.
“Sabemos que estamos obligados a generar las mismas condiciones en la nueva
ronda de protección del afluente, tal y como se ha previsto en los diseños
hechos por la empresa Integral S.A., encargada de los estudios”, agregó el
representante de Prodeco.
Según Prodeco, para la relocalización se guardará la longitud, pendiente,
caudal, sustratos y microhábitats que permitan soportar y crear condiciones
similares a las de hoy. Además, precisó que no se afectará aguas abajo la
comunidad que se beneficia del río.
‘Que aclaren mitigación’
El Superintendente Ambiental aseguró que durante más de seis años se han
hecho estudios para identificar la afectación y las alternativas para la
relocalización parcial del cauce del Calenturitas.
Agregó que dadas las inquietudes alrededor del desvío, los encargados del
proyecto minero le dieron un parte de confianza a la comunidad y les
explicaron a los pobladores que el tema se ha estudiado a profundidad para
hacer viable ambientalmente la explotación minera en el área.
Como sea, el tema preocupa al gobernador del Cesar, Cristian Moreno Panezo,
quien pidió que se aclare cuáles son los planes de mitigación y la
responsabilidad de la empresa Glencore frente a la región.
El mandatario le pidió al Ministerio de Ambiente que, como quiera que
Glencore tiene interés en desviar el río “es menester y definitivo que los
cesarenses cuenten con una evaluación de fondo de los impactos del desvío”.
El que sí cree necesario el proyecto es el alcalde del municipio de La Jagua
de Ibirico, Alfonso Palacio Niño. “Se conoce de empresas en La Jagua que han
arrasado con los afluentes y hasta el momento nadie se ha pronunciado al
respecto, por lo que no entiendo la actitud de algunas personas de querer
estigmatizar el proyecto Calenturitas”, dijo.
Recordó que la Drummond participó en la desviación del río San Antonio, que
fue arbitrario y por lo cual el Ministerio ha aplicado sanciones.
“Nunca la desviación del San Antonio fue presentada a la comunidad, como lo
ha hecho Prodeco con el Calenturitas; lo que me parece un trabajo serio”,
insistió Palacio.
GANADEROS, PREOCUPADOS POR EL IMPACTO
Los gremios agropecuarios
no ven claro los futuros movimientos del río y tampoco la suerte de los
pescadores. “No es sólo pensar en los beneficios de la minería, sino también
en los perjuicios que traería la desviación del Calenturitas. Hay muchos
campesinos que viven de ese río”, dijo Hernán Araújo Castro, gerente del
Fondo Ganadero del Cesar.
Según él, en la región han desaparecido más de 200.000 hectáreas por las
minas carboneras, pero los responsables del proyecto argumentan que han
generado trabajo y que con la nueva mina se crearán al comienzo 485 plazas,
que se doblarán con la explotación.
Aún así, los ganaderos creen que muchos labriegos que viven del agro y el
ganado quedarían sin trabajo, por eso, autoridades locales pidieron
mecanismos de compensación.
Otra consecuencia que prevén los ganaderos, es que el desvío afectará, de
una u otra forma, los cauces de los ríos Sororia y Maracas, así como la
ciénaga Zapatosa, dado que mantiene los niveles de esos cuerpos de agua.
HERJOS
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