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Ciudades y alcaldes clave

Una característica muy particular de la campaña electoral es la confusión reinante en torno a la paternidad política de los candidatos a alcaldías, gobernaciones, concejos y asambleas. La excepción es que haya candidatos de partido o movimiento. Lo que se ha impuesto son aspirantes apoyados por fuerzas políticas variopintas, por uribistas, opositores liberales o del Polo unidos, lo que genera una gran confusión en un electorado que no atina a identificar con claridad cuál es la mejor opción, cuáles las ideas políticas que encarna un candidato o a qué grupo político específico le va a rendir cuentas. Es el desorden como mecanismo de defensa para evitar desaparecer de la arena política, no perder vigencia y, de ser posible, elegir uno o varios candidatos a los cuales se les pueda pedir participación burocrática. Es, en pocas palabras, la incoherencia política como proyecto electoral.

Este es el panorama que reina en el país y en las principales ciudades que
deben elegir alcalde el próximo domingo 28 de octubre. Sería un error asumir
que el desorden se debe exclusivamente a la falta de partidos organizados,
aunque es causa central. Lo cierto es que, desde que hay elección popular de
alcaldes y gobernadores, el elector típico valora más al candidato que al
movimiento al que pertenece o a las coaliciones que ha pactado. Por eso,
para bien o para mal, se trata de una campaña de nombres y no de partidos.
De esta realidad no escapan ciudades como Cali, Medellín, Barranquilla y
Cartagena, que ojalá consigan elegir el mejor de los candidatos. Bien para
continuar la tarea de quienes han logrado impactar positivamente la vida de
la ciudad, o bien para enderezar lo que han hecho unos alcaldes cuyas
administraciones han estado salpicadas de escándalos por corrupción,
carcelazos y malas y costosas decisiones administrativas.
* * * *
Es el caso de Cali, cuyo deterioro es tan evidente como lamentable. Una
sucesión de cuatro alcaldes tiene a la otrora capital del civismo y la
pujanza postrada. La ciudad no ha conseguido elegir un alcalde que revierta
su dramática realidad, caracterizada por la desesperanza de sus habitantes y
unos indicadores de gestión que están lejos de ser los mejores. Lo peor que
podría pasarle a Cali es equivocarse por quinta vez en la elección de su
alcalde y está necesitada de escoger a quien le asegure que va a gobernar
con los mejores y con el mejor programa de gobierno.
En Cali, las elecciones se van a definir por ‘voto-finish’. Dos candidatos,
el ex ministro Kiko Lloreda y Jorge Iván Ospina, ex secretario de gobierno
de un opaco alcalde, John Maro Rodríguez, se disputan la alcaldía. El más
recomendable es el ex ministro Lloreda por su experiencia en el manejo
público y por una hoja de vida intachable, que ha sido objeto de una feroz
guerra sucia, sobre todo desde los medios más amarillistas de la ciudad, y
que han tratado de enlodar sus opositores. Evidencia de que unas fuerzas
políticas muy enquistadas en la vida de la ciudad están dispuestas a apelar
a cualquier estratagema, por negra que sea, para no perder el poder y seguir
exprimiendo los recursos municipales. El repunte de Ospina en las encuestas
se lo atribuyen sus contradictores al hecho de que no pocos de aquellos
personajes que encarnan el deterioro de la ciudad se han sumado a su
campaña. Fue un funcionario probo y su paso por el Hospital Universitario
fue muy elogiado, pero su promisoria carrera política dependerá de cuán
decidido esté a separarse de quienes tanto daño le han hecho a una ciudad
que merece mejor suerte.
* * * *
Algo similar ocurre con Barranquilla, a la que le ha hecho falta un buen
gerente, que gobierne sin esas camarillas que por tantos años han mandado en
la capital atlanticense. La mejor opción es Álex Char, que, más allá de
pertenecer a una de las castas políticas del departamento, es conocido por
su exitosa experiencia empresarial y la buena gestión que cumplió desde la
gobernación. Su hoja de vida es, de lejos, mucho mejor que la de su
contrincante, el pintoresco locutor Édgar Perea. En donde realmente se puede
presentar un significativo retroceso es en la elección de gobernador. Elegir
a uno de los más veteranos y mañosos caciques electorales de la Costa, el ex
senador José Name, equivaldría a desconocer la gestión seria y responsable
del gobernador Carlos Rodado Noriega, que está en capacidad sobrada de
continuar el candidato Eduardo Verano.
Cartagena, el Corralito de Piedra y la ciudad más querida de los
colombianos, no ha escapado a ese cáncer de malas administraciones. Una tras
otra han caído presas de la corrupción y la politiquería y la ciudad sigue
sin encontrar el alcalde que ayude a dar un importante salto cualitativo en
los indicadores de calidad de vida de los cartageneros. La candidata Judith
Porto, la María Mulata, sería sin lugar a dudas una alcaldesa con el
suficiente carácter y preparación para hacerlo.
En la campaña por la alcaldía de Medellín hay un favorito, el ex alcalde
Luis Pérez, y el ex secretario de Gobierno Alonso Salazar, que poco a poco
ha repuntado en las encuestas y podría dar una sorpresa. Salazar, cuya labor
fue definitiva en el éxito que tuvo la reinserción de la primera tanda de
‘paras’ desmovilizados, tiene la claridad de las metas y de los programas
que asegurarían la continuidad de una gestión, la del alcalde Sergio
Fajardo, que sacó a la ciudad de una larga crisis.
Una mención final merece la importancia de elegir en la gobernación de
Santander a Horacio Serpa, a quien apoyan uribistas, liberales y polistas.
Serpa encarna la reacción de la región a la creciente preponderancia que han
ido ganando ciertos sectores políticos que, con un enorme poder económico y
vínculos con el paramilitarismo, se quieren apoderar del departamento.
* * * *
Estamos, pues, ante un panorama electoral en las principales ciudades
colombianas sin claros ganadores y sí con amenazas ciertas de clientelismo,
candidatos mal rodeados y sin soluciones convincentes para los problemas de
sus electorados. Ojalá el que defina la suerte de estas ciudades sea el voto
reflexivo, que escoja con cabeza fría al mejor de los candidatos.
editorial@eltiempo.com.co
Lloreda en Cali, Char en Barranquilla, Judith Porto en Cartagena y Alonso
Salazar en Medellín son las mejores opciones.
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