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¿Cuántos doctores queremos?

El Plan Decenal de Educación fue un experimento de participación ciudadana que no puede culminar con la entrega del documento al Presidente. Ahora, el debate tiene que profundizarse. Fue una lección para la educación y la democracia colombianas, aunque seamos conscientes de que, como todo experimento, es susceptible de mejorar. Como sea, es un ejemplo de inclusión social y apropiación del conocimiento.

ALEXIS DE GREIFF *
Uno de los 10 temas discutidos durante la Asamblea para el Plan, que
aglutinó a cerca de 1.500 delegados de los más de 19.000 que participaron en
el proceso, fue ‘Ciencia y tecnología integradas a la educación’. Allí
emergió el tema de los doctores, personas que se forman como investigadores
a través de un trabajo que implica algún aporte al estado del conocimiento
universal. También se discutió el de competencias laborales.
Aunque comprensible, es preocupante que la discusión concerniente a ciencia,
tecnología y educación se haya centrado en el desarrollo de programas de
entrenamiento técnico para el trabajo. Comprensible porque el país mantiene
una tasa de desempleo alta que debe mejorarse estructuralmente a través de
la preparación de tecnólogos y de su valoración social. Sabemos que la
distribución de la mano de obra calificada está invertida: mucho general y
poco soldado. Pero es preocupante creer que la solución es invertirla a
costa de la investigación. Los técnicos son esenciales para la apropiación
de los procesos, y en el desarrollo de nuevas tecnologías; son un camino, si
se acompaña de políticas salariales apropiadas, hacia la movilidad social.
Pero la investigación tecnológica y su puesta en uso, es decir, la
innovación, la lideran, desde China hasta Brasil, centros de investigación
con Ph. D. vinculados a programas doctorales locales. No se puede confundir
la solución de un problema laboral, urgente y justa, con la necesidad
insoslayable de acelerar la marcha del proceso de innovación a través de la
generación y uso de nuevo conocimiento.
Colombia ha recorrido ya un importante camino. Gracias a los préstamos del
BID de los años 80 y al programa Acces a partir del 2002, y de los esfuerzos
de las universidades y centros de investigación, así como de la
administración por parte de Colciencias, el país pasó de tener 345
estudiantes de doctorado en el 2000 a 1.532 en el 2006. El número de
programas de doctorado se duplicó de 43 en el 2003 a 84 hoy. Si este dato se
compara con los 15 que existían en el país en 1994, la voz es de franco
optimismo. Tenemos una capacidad investigativa que se refleja en el aumento
de las publicaciones y en un creciente entronque entre el mundo académico y
el empresarial. La industria automotriz, la agroindustria, la alimentaria, o
el sector de plásticos se han beneficiado de esos doctores.
Pero el futuro demanda un esfuerzo audaz y decidido si queremos construir
sobre lo invertido. Hoy hay 4.002 doctores, 9,3 por 100.000 habitantes. Esto
es el 50 por ciento de los propuestos por la Misión de Ciencia, Educación y
Desarrollo hace poco más de 10 años. Si Colombia quiere llegar a los 18
doctores por 100.000 habitantes en el 2019, deberá formar más de 6.000
nuevos. El promedio de edad de los investigadores con Ph. D. es de 48 años.
Si se asume que los doctores se jubilan a la edad de 54 años, en el 2013
tendremos una jubilación masiva de investigadores. Y ahí sí olvidémonos de
la innovación y de la competitividad: si los salarios han de ser justos, no
podremos competir con China e India. En el año 2005 se graduaron 47 doctores
en los programas nacionales, uno por cada millón de habitantes; en
Argentina, este número asciende a 9; en Brasil, a 19. No obstante, vamos por
buen camino: pasamos de 0,4 graduados por millón de habitantes en el 2000 a
1 en el 2005.
El Plan Decenal puso a pensar en voz alta al país sobre el conocimiento y su
relación con el mejoramiento de la calidad de vida. Colciencias cumple 40
años en el 2008. Si empezamos ya, en 10 años estaremos celebrando sus ‘bodas
de oro’ con un sistema educativo sólidamente integrado al científico y
tecnológico. Entonces recordaremos este Plan con gratitud y admiración.
* Subdirector de Programas Estratégicos, Colciencias
ALEXIS DE GREIFF *
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