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En La Guajira no se ve la plata de las regalías

(EDICIÓN BOGOTÁ) Andrés Mena no sabe de regalías. Ni siquiera alcanza a imaginar cuántos millones de pesos recibe por este concepto su departamento, La Guajira. Lo único que tiene claro este habitante del barrio Rojas Pinilla, de Riohacha, es que frente a su casa, sobre el lodazal desde el que millares de ranas invernales dan sus conciertos vespertinos, no hay un solo centavo de esa plata.

En su calculadora modelo 92 se le haría imposible digitar todos los ceros
que tiene el acumulado de los dineros que ha recibido la península en los
últimos 25 años. En dólares, la cifra llega a los 953 millones. En pesos son
casi de 2,4 billones (2’397.521’000.000), de acuerdo con el Comité de
Seguimiento y Evaluación a la Inversión de Regalías del Carbón.
Allí sí que conocen del tema. Esta entidad, financiada por la multinacional
Cerrejón, fue creada hace 16 meses. Su objetivo es contarle a la gente
cuánto se recibe por regalías y cómo se invierta esa plata.
Según sus cuentas, el año pasado, sólo por explotación del carbón, al
departamento le llegaron regalías superiores a los 149.000 millones de
pesos. Sumando lo correspondiente a explotación de sal y gas, la cifra
alcanza los 280.000 millones.
Pero buscar esa millonada en los pueblos de La Guajira, y en la calidad de
vida de sus pobladores, es tarea difícil. Estadísticas del Observatorio del
Caribe Colombiano y del Dane señalan que el 53 por ciento de la población
(unas 277.000 personas) vive por debajo de la línea de pobreza; y el 13 por
ciento (70.000 personas), por debajo de la línea de indigencia.
Un cálculo fácil diría que si se hubieran repartido las regalías del último
año, a cada uno de los 517.000 habitantes le habrían correspondido 538.000
pesos.
Pero de esa plata, dicen personas como Ana Elena Arévalo, a ellos no les ha
tocado nada. Ella vive en Chancleta, poblado rodeado por la mina de carbón
de Barrancas, uno de los tres municipios con influencia en la zona de
explotación y uno de los cuatro que reciben regalías directas.
Como Andrés Mena, esta mujer de 60 años, que vive lo suficientemente cerca
como para escuchar las detonaciones con las que los mineros hacen su
trabajo, sólo sabe que en los alrededores de su casa la plata de las
regalías no se ve.
No está en agua potable, porque esta se la suministra la multinacional en
carrotanques, dos veces por semana. Tampoco está en educación, porque la
escuela a la que asisten sus nietos cuenta con un solo salón en el que
amontonan a todos los estudiantes. Así, doña Ana y sus vecinos llevan más de
15 años esperando el progreso o una oferta de compra de sus predios. Pero ni
lo uno ni lo otro aparecen.
¿Y dónde está la plata? Ex gobernadores como Hernando Deluque, Jorge
Ballesteros, Jorge Pérez y Álvaro Cuello dicen que la mayoría se destinó a
servicios públicos y educación. Y el actual mandatario, Luis González
Crespo, sostiene que todavía los proyectos no se ven, porque “están
enterrados”, en referencia a las tuberías del acueducto.
Pero las cuentas no están tan claras. Por eso el viernes pasado el
Departamento Nacional de Planeación suspendió para La Guajira y otros 110
entes territoriales el pago de regalías, porque no han cumplido con los
compromisos de inversión.
FALTA MÁS CONTROL CIUDADANO
El secretario técnico del Comité de Seguimiento a la Inversión de las
Regalías, Manuel Sierra Deluque, considera que uno de los ‘pecados’
cometidos con el manejo de esa plata es que al guajiro nunca antes se le
informó sobre el tema.
Hace menos de un mes, la entidad hizo una encuesta en los centros de
educación superior. Para sorpresa del Comité, el 95 por ciento de los
universitarios y futuros profesionales de La Guajira desconoce cuánto recibe
el departamento por regalías y cómo invierte esos dineros.
“El objeto de nuestro trabajo es que la gente tenga herramientas para pelear
por lo que es suyo. Aquí las decisiones las han tomado 50 personas que se
reparten el poder, y los 520.000 habitantes las han sufrido. Tenemos que
empezar a ver esto como la empresa que es. Somos 520.000 dueños, y los
gerentes tienen que rendirnos cuentas claras”, dice Sierra.
Por ahora, uno de los puntos a revisar es por qué el Gobierno Nacional le
ordenó a la Agencia Nacional de Hidrocarburos y a Ingeominas suspender los
giros de regalías a 99 municipios y 11 departamentos, entre ellos La
Guajira.
Según se conoció, los entes territoriales fallaron en dos aspectos: muchos
invirtieron las regalías en sectores que no estaban autorizados por la ley.
Y otros no entregaron a tiempo la información pedida por Planeación
Nacional.
CIFRA
158 Millones de dólares costaría el crédito que el gobernador de la Guajira, Luis Gonzalez Crespo, pretende pedir ante la banca mundial para llevar agua potable y alcantarillado a las cabeceras municipales, con el respaldo de las regalías. La iniciativa causa polémica porque esa cantidad se ha recibido seis veces en los últimos 20 años.
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