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EL ARTÍFICE DE LA NUEVA LUIS ANGEL

Cuando la escritora estadounidense Susan Sontag vino a Colombia en la feria del libro del 2003 -un año antes de morir-, uno de los sitios que visitó fue la Biblioteca Luis ngel Arango. En medio de la charla que dio allí, expresó: no sabía exactamente qué tenía que hacer durante mi estadía, fuera de ir a la feria. Pero sucedió algo maravilloso: me secuestró el sistema de bibliotecas de Colombia. Jorge Orlando Melo, director de la Luis ngel Arango, me hizo un recorrido por la biblioteca y el centro cultural más extraordinarios que haya visto en mi vida .

Cuando la escritora estadounidense Susan Sontag vino a Colombia en la feria del libro del 2003 -un año antes de morir-, uno de los sitios que visitó fue la Biblioteca Luis ngel Arango. En medio de la charla que dio allí, expresó: "no sabía exactamente qué tenía que hacer durante mi estadía, fuera de ir a la feria. Pero sucedió algo maravilloso: me secuestró el sistema de bibliotecas de Colombia. Jorge Orlando Melo, director de la Luis ngel Arango, me hizo un recorrido por la biblioteca y el centro cultural más extraordinarios que haya visto en mi vida".
En el piso cuatro de esa biblioteca, el historiador Jorge Orlando Melo trabajó durante los últimos diez años. Durante ese tiempo, la Luis ngel Arango se hizo dueña de uno de los primeros lugares entre las bibliotecas de América Latina; creció su colección a más de un millón de libros; creó una página web que es -entre las páginas de bibliotecas- la segunda más visitada en Hispanoamérica después de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes; abrió un sistema de préstamo de libros a domicilio que hoy distribuye tres mil ejemplares diarios en Bogotá y otras veinte ciudades, y organizó el sistema de servicio que recibe en visitas físicas a más de ocho mil personas diariamente.
Con estas cifras, y otras andando, Melo decidió dejar la dirección de la biblioteca. En pocos días ya no será el hombre que sin corbata se pasea por el edificio de la carrera 5a. con calle 11, en el centro de Bogotá, y conversa con la gente tanto de literatura como de arte, historia, música o cine.
"Me voy a encerrar", dice al explicar lo que va a hacer luego de irse de la biblioteca. Se va a encerrar, sí, a leer y escribir: dos de sus pasiones.
La determinación la tomó a finales del año pasado, cuando Miguel Urrutia dejó la gerencia del Banco de la República (entidad de la que depende la biblioteca) y en su remplazo llegó el economista José Darío Uribe.
"Era la coyuntura para mi retiro -afirma Melo-. Yo no podía asegurarle al nuevo gerente que lo iba a acompañar cuatro o cinco años más, porque era demasiado; así que era mejor que nombrara un director estable".
Al mirar hacia atrás, Melo asegura que permaneció en este cargo más de lo que que tenía pensado cuando se posesionó en octubre del 94, al aceptar el ofrecimiento que entonces le hizo Urrutia.
Venía de trabajar dos años en la consejería presidencial para Medellín -donde desarrolló proyectos en las comunas: abrió bibliotecas en 35 barrios- y antes había ocupado la consejería presidencial para los derechos humanos.
Durante varias décadas fue profesor universitario en la Nacional y Los Andes, entre otras.
Melo es un académico con vocación pública. Sus escritos sobre historia, política o literatura son tan valorados como sus actuaciones gerenciales en los cargos públicos que ha ocupado. Cuando la dirección de la biblioteca se le presentó, ya había sumado el tiempo para jubilarse. Sin embargo, el reto le pareció atractivo y aceptó.
La primera idea que tuvo para la Luis ngel fue reducir el número de visitantes físicos y así mejorar sus servicios. "La biblioteca se saturaba de gente y esto no permitía un servicio de calidad". Lo logró al crear la página web y abrir el programa de préstamo de libros.
Su interés primordial ha sido ampliar las opciones de lectura. "Uno de los factores más fuertes de segregación que tiene Colombia es el acceso tan diferente de la gente a lectura. Ni siquiera en servicios médicos la distancia es tan grande".
El libro siempre ha sido su obsesión. Leerlo, repartirlo, comentarlo. En su hogar, sus padres -ambos maestros- lo educaron en la lectura. Con su hermano, Moisés Melo, fundó Oveja Negra, y en la Nacional estuvo al mando de las publicaciones.
Por esa cercanía con el libro sabía qué hacer en la biblioteca; y todo lo que tenía en la cabeza, lo hizo. "Se me hubieran ocurrido más cosas, pero no interesantes. Es mejor que lleguen ideas frescas con el nuevo director, Fernando Barona".
A sus 62 años, Jorge Orlando Melo va a jubilarse; y tiene muy claro lo que no va a volver a pasar por su hoja de vida: - Ni oficina ni puestos ni horarios.
FOTO/Felipe Tamayo EL TIEMPO
Melo deja la Luis Angel con un millón de libros más y la segunda página web de bibliotecas más visitada de Hispanoamérica.
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