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RECORDANDO A LÓPEZ TRUJILLO

Leyendo el libro de Fernando Savater sobre los 10 mandamientos, termina uno con ganas de proponer uno nuevo. Será mucho pedir que se establezca la posibilidad de evitar a los representantes de Dios en la tierra, para comunicarse con el Altísimo? De esa forma, digo yo, los diálogos serían directos y no tendríamos que pasar por la férula inquisidora de purpurados que terminan ahuyentando a muchos creyentes. Ese bien podría ser el caso de los cardenales colombianos Darío Castrillón y Alfonso López Trujillo, magnos representantes de la Iglesia que nos deja como legado Juan Pablo II: una, profundamente conservadora, empeñada en una cruzada contra los gays, contra la liberación de la mujer y contra el uso de métodos anticonceptivos, en tanto que minimiza, sin mucho éxito, los escándalos de abuso sexual protagonizados por sacerdotes.

Leyendo el libro de Fernando Savater sobre los 10 mandamientos, termina uno con ganas de proponer uno nuevo. Será mucho pedir que se establezca la posibilidad de evitar a los representantes de Dios en la tierra, para comunicarse con el Altísimo? De esa forma, digo yo, los diálogos serían directos y no tendríamos que pasar por la férula inquisidora de purpurados que terminan ahuyentando a muchos creyentes. Ese bien podría ser el caso de los cardenales colombianos Darío Castrillón y Alfonso López Trujillo, magnos representantes de la Iglesia que nos deja como legado Juan Pablo II: una, profundamente conservadora, empeñada en una cruzada contra los gays, contra la liberación de la mujer y contra el uso de métodos anticonceptivos, en tanto que minimiza, sin mucho éxito, los escándalos de abuso sexual protagonizados por sacerdotes.
Si tuviera que escoger, no me quedaría con ninguno de estos dos controvertidos y poderosos cardenales, aunque debo decir que a Darío Castrillón solo lo recuerdo por la manera generosa con que recibía las limosnas de narcotraficantes de postín como Carlos Ledher. En cambio, al cardenal López Trujillo le precede una historia más difícil de olvidar. Si los colombianos tuviéramos memoria, su primera actuación bajo este nuevo papado, no nos debería sorprender. Me refiero al sorpresivo llamado que el prelado hizo para que se desconozca la ley que muy posiblemente se va a aprobar en España y que permite el matrimonio entre homosexuales, actitud que ha sido interpretada como una intromisión indebida en un Estado soberano.
Esta actitud abiertamente política y retadora me recuerda al López Trujillo que conocimos siendo arzobispo de Medellín. Al prelado intrigante, al amigo de los poderosos y del buen vivir; el mismo que emprendió una cruzada sin precedentes para acabar con los sacerdotes jesuitas que promulgaban la teología de la liberación, no solo en Colombia sino en toda Latinoamérica. Así llegó al Vaticano, precedido de la fama de haber sido el sepulturero de esta nueva doctrina, que se estaba esparciendo por la Iglesia latinoamericana, la cual promulgaba una Iglesia de cara a los pobres, alejada de los privilegios del Vaticano, que se veía más preocupado por defender a los poderesos y por sostener dogmas por encima de las condiciones sociales y económicas de los católicos.
A lo mejor fueron sus éxitos en esta cruzada la razón primordial para que nunca le hubieran hecho mella las denuncias que se le hicieron en su momento, en el sentido de que mientras alentaba esa cruzada y se pronunciaba contra la planificación familiar por fuera del método de Ogino, resultara tan laxo en otros terrenos y mantuviera tan buenas relaciones con el programa de Medellín sin tugurios , que por entonces agenciaba un representante a la Cámara, de nombre Pablo Escobar Gaviria. Lo recuerdan?
Con estos purpurados en el poder, yo vuelvo a Savater y a su sensata propuesta de reformar los diez mandamientos.
P.D. Según Noticias Uno, entre los propietarios de la Llanos Oil- acusada por las autoridades colombianas de lavar dólares provenientes de los paramilitares- aparecen como socios minoritarios desde 1996 una pléyade de generales retirados que habrían pertenecido a esta compañía mientras se desempeñaban en el servicio activo. Ellos son, Jorge Enrique Mora Rangel, Jesús María Vergara Aragón, Niebles Uzcátegui y Faruk Yannini, quien al momento del contrato era el único que ya no estaba activo.
Si lo que Noticias Uno develó es cierto, cómo es posible que estos generales pudieran haber sido propietarios de una empresa de exploración de petróleo, a la cual se le adjudicó un contrato en el 97, sin que en Ecopetrol hubiesen saltado las alarmas?
Qué tienen para decir ellos, sobre todo el general Mora, actual embajador de Colombia en Corea? Y en cuanto al contrato concedido a la Drummond, por qué se otorgó en tiempo récord?
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