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MÉXICO: ADIÓS AL SENTIMIENTO ANTIGRINGO

México y Estados Unidos decidieron finalmente dejar atrás un pasado de hostilidad y tensiones para embarcarse en una sociedad que se espera abarque muy pronto a todo el continente. El sentimiento antigringo en México, alimentado por el recuerdo de la pérdida de los estados de Texas, California y Nuevo México en 1848, y por roces diplomáticos más recientes debido al tráfico ilegal de droga y trabajadores mexicanos, ayudó a crear un ambiente de inquietud.

Pero desde que el presidente Carlos Salinas asumió en diciembre de 1988, las cosas cambiaron dramáticamente.
El nuevo mandatario se encargó de restablecer los lazos de amistad con Washington, una de las prioridades de su gobierno. Y se lanzó a una reestructuración de la economía mexicana.
La privatización de empresas gubernamentales y la adopción de políticas de libre mercado llevaron a Salinas a proponer en junio de 1990 que México integrara, junto con Estados Unidos y Canadá, una zona de libre comercio en América del Norte.
Días más tarde, el 27 de junio de 1990, el presidente estadounidense, George Bush, sorprendió al hemisferio occidental al proponer que el propuesto acuerdo de libre comercio de América del Norte se extendiera hasta la Patagonia en lo que llamó Iniciativa de las Américas. Acuerdo rápido La propuesta de Bush, que responde a los cambios registrados tanto en la región como en Europa, que se unificará en 1992, y al creciente poder económico de las naciones del Pacífico, fue recibida con entusiasmo por una nueva generación de mandatarios latinoamericanos orientados hacia el libre comercio.
Quizás demasiado entusiasmo, dijeron expertos, para un proyecto tan ambicioso.
Ahora, a un año de distancia y de decenas de pactos regionales de libre comercio, y con negociaciones formales entre México, Canadá y Estados Unidos para integrarse en un solo mercado, el optimismo ha remplazado a la precaución.
Las conversaciones para una zona norteamericana de libre comercio de 360 millones de consumidores y seis billones (un billón equivale a mil millones de millones) de dólares de intercambio potencial, arrancaron con el pie derecho al proponer una agenda de trabajo que sorprendió a los analistas.
Las tres naciones estuvieron de acuerdo con la formación inmediata de 15 grupos de trabajo que estudiarán todos los aspectos comerciales de la negociación y decidieron también que habrá contactos periódicos a nivel ministerial para resolver problemas que se vayan presentando.
Eso se asemeja a un mecanismo bien lubricado que deberá dar resultados muy pronto , dijo Isaac Cohen, el representante de Washington ante la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina. Algunos se oponen Pero el optimismo no fue siempre la tónica, sobre todo tres meses antes de que el Congreso estadounidense otorgara al gobierno de Bush autorización para negociar el tratado de libre comercio bajo el mecanismo de vía rápida.
Más de sesenta sindicatos, grupos religiosos y ecologistas, junto con algunos legisladores, se unieron en una coalición para luchar en contra del proyectado acuerdo de libre comercio.
Si se aprueba el tratado, las plantas ensambladoras crecerán como hongos en el lado mexicano de la frontera.
Con bajos salarios y poca consideración por el ambiente, las plantas, conocidas como maquiladoras, harán de la región un infierno social y económico, según los opositores.
La llamada vía rápida fue finalmente aprobada en mayo, y las críticas disminuyeron. Las conversaciones formales para el acuerdo tripartita de libre comercio comenzaron el 12 de junio.
México, país que tiene con Washington una relación política única y cuyo comercio con Estados Unidos equivale a la mitad del comercio estadounidense con América Latina, tiene en sus manos la llave del éxito para la Iniciativa de las Américas.
Una vez que el acuerdo esté perfectamente estructurado, las negociaciones comerciales serán relativamente sencillas , dijo Cohen.
Alentados por el progreso, funcionarios estadounidenses han dejado de lado últimamente su visión a largo plazo , sobre la Iniciativa de las Américas cada vez que se refieren a ella.
El secretario estadounidense de Comercio, Robert Mosbacher, opina que las negociaciones para el tratado de libre comercio podrían concluir entre fines de 1991 y mediados de 1992.
Funcionarios estadounidenses declinan todavía dar una fecha exacta para que el acuerdo se extienda a toda América, pero expertos coinciden que, a este paso, la Iniciativa de las Américas podría ser una realidad antes del fin de la década.
Tomando en cuenta el progreso de la situación interna en cada país (latinoamericano), creo que es muy posible , dijo el ex subsecretario de Estado para asuntos de América Latina, Elliot Abrams. No se perderán empleos La representante comercial estadounidense, Carla Hills, asegura que competir con menores costos de mano de obra mexicana en un propuesto tratado de libre intercambio no significará pérdida de empleos, sino creación de fuentes de trabajo e incremento de exportaciones de México.
Nuestra experiencia en años recientes muestra que nos desempeñamos bien en la competencia cuerpo a cuerpo con México , dijo Hills en un foro sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Según la agencia Reuter, la funcionaria manifestó que no existe una ley que prohíba a empresas estadounidenses reubicarse al sur de la frontera para beneficiarse de menores costos de mano de obra. Pero agregó que las exportaciones norteamericanas a México se han duplicado desde 1986. De hecho, México se ha convertido en nuestro mercado de exportaciones con mayor crecimiento , aseguró. Y con el tratado de libre comercio aumentarán más.
El impacto de un eventual pacto comercial sobre los sectores laboral e industrial será amortiguado con un período de reentrenamiento de trabajadores que podría durar diez años o más, aseguró Hills. También calificó al tratado como una situación de ventaja-ventaja-ventaja para los tres países.
El jefe de negociadores de Canadá en el tratado, John Weekes, dijo que con la remoción de barreras México podría convertirse en un gran mercado para los bienes producidos por la industria de su país.
Como los principales sectores citó las telecomunicaciones, agricultura, industrias de perforación petrolera y transporte.
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