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ESPALDARAZO A DE GREIFF

El 18 de abril no quedó duda alguna de que el Departamento de Estado estadounidense, en su nota de protesta al gobierno Colombiano, se fue duro contra el fiscal Gustavo de Greiff. Así las cosas, faltaba la respuesta, que anoche llegó sin titubeos, en un claro respaldo a De Greiff. El Gobierno no comparte, bajo ningún punto de vista , que cuestionen la sinceridad y firmeza del Fiscal en su lucha contra el narcotráfico, dice uno de los apartes de una carta que la canciller, Noemí Sanín, le envió al Departamento de Estado.

En ella también se refiere a las relaciones de cooperación judicial, puesto que recordó la Ministra dicha cooperación se rige por los procedimientos acordados en las declaraciones de entendimiento existentes y por la cortesía recíproca que se deben gobiernos amigos que comparten objetivos comunes .
Así, la misiva dejó en claro que se espera que estas relaciones se normalicen, con miras a continuar el combate contra del narcotráfico.
Su ausencia dice un aparte sólo beneficia a nuestro enemigo común y a quienes están interesados en fomentar la discordia en desmedro de los fines de la justicia .
Le preocupa al Gobierno la creciente tensión surgida entre De Greiff y algunas autoridades judiciales.
Pero en la comunicación, uno que no salió muy bien librado fue el senador estadounidense John Kerry. Le critican que le haya dada tanta credibilidad al confeso narcotraficante Gabriel Toboada, quien en sus declaraciones sostuvo que el narcotráfico había infiltrado los estamentos colombianos.
Este no fue el primer ataque de Kerry contra Colombia. A comienzos de abril había salido a decir en el Washington Post que el país era una narcodemocracia .
En medio de esta controversia, era evidente el descontento estadounidense con el Fiscal, que llegó a su punto máximo con la nota de protesta.
El Departamento de Estado expresó su rechazo al manejo que De Greiff le dio al caso de Dandenys Muñoz Mosquera, La Quica . Lo consideró como una indebida intromisión.
Y el Fiscal respondió con dureza. Dijo estar sometido a calumnias y pidió autonomía de la administración de justicia.
La comunicación
Este es el texto de la comunicación del Gobierno de Colombia:
El Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Colombia saluda atentamente al Departamento de Estado de los Estados Unidos y se refiere a su nota del pasado 18 de abril.
El Gobierno de Colombia considera que cuando los Estados Unidos enfrentan amenazas comunes provenientes de organizaciones criminales internacionales, se impone la cooperación armónica entre los poderes públicos de las naciones. Se trata de un deber que emana del principio de la universalidad de la justicia, que obliga a los Estados a actuar mancomunadamente para derrotar el delito y evitar la impunidad.
Las relaciones de cooperación judicial entre Colombia y los Estados Unidos se inspiran en prácticas internacionales, universalmente aceptadas y se rigen por los procedimientos acordados en las declaraciones de entendimiento existentes y por la cortesía recíproca que se deben gobiernos amigos que cooparten objetivos comunes.
Así, el Gobierno de Colombia entiende que la tramitación de aquellas solicitudes provenientes de particulares relacionadas con procedimientos judiciales que afecten a una o a ambas naciones, están sujetas a los procedimientos acordados referidos, o a los canales formales establecidos por las prácticas internacionales. No obstante, el interés superior del bien común y la voluntad compartida de hacer justicia sugieren el que, incluso en el terreno informal y sin desestimar los derechos que amparan a cualquier individuo individuo, las autoridades deban intercambiar la información que les permita esclarecer el alcance, las motivaciones y la forma más apropiada de proceder ante requerimientos de presuntos o reconocidos criminales.
Naturalmente, los fundamentos de la cooperación judicial internacional residen en la reciprocidad y en la confianza mutua, acompañadas del debido respeto por las instituciones de cada país. De allí que el Gobierno de Colombia vea con preocupación la creciente tensión que ha surgido entre el señor Fiscal General de la Nación, doctor Gustavo de Greiff, y algunas autoridades judiciales de los Estados Unidos.
El Gobierno de Colombia bajo ningún punto de vista comparte, a pesar de alguna discrepancia conceptual que pueda existir con el señor Fiscal, el que se cuestionen la sinceridad de sus motivaciones o la firmeza de su continuo e inalterable compromiso frente a nuestro objetivo común de combatir el delito en general, y muy en particular el narcotráfico.
De igual forma, el Gobierno Nacional rechaza enérgicamente, porque estima que en nada contribuye al necesario clima de entendimiento constructivo entre ambos Estados, el que un líder político como el Senador John Kerry haya hecho uso de su investidura y de las prerrogativas inherentes a aquella tales como los procedimientos de control político del legislativo, para abrirle espacios privilegiados, hacerle eco y otorgarle credibilidad a falsas imputaciones hechas por un delincuente confeso contra Colombia, sus instituciones, el sector privado, e incluso, contra los medios de comunicación. Tal actitud agrede a las autoridades y a la sociedad colombianas, pues cubre con un manto de sospecha de corrupción o, cuando menos, de complicidad generalizadas con el narcotráfico, a un país que, como es bien conocido, ha hecho los mayores sacrificios y ha tenido los mejores resultados en la lucha contra ese flagelo.
El Gobierno de Colombia espera que las relaciones de cooperación judicial se normalicen y se reestablezcan los canales de diálogo, intercambio y trabajo conjunto entre las autoridades de ambos países. Para ello, es necesario que, conjuntamente, se hagan los mayores esfuerzos para superar las discrepancias que puedan derivarse de las dificultades propias del tratamiento de tan complejo asunto. Finalmente, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia quiere relievar la importancia de la cooperación, pues su ausencia sólo beneficia a nuestro enemigo común y a quienes están interesados en fomentar la discordia en desmedro de los fines de la justicia.
Noemí Sanín de Rubio,
Ministra de Relaciones Exteriores.
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