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LA DEFLACIÓN, EN EL HORIZONTE DE ALEMANIA

El precio de un buen estante de cocina ha caído durante meses, pero los consumidores alemanes no compran y esa es una noticia nefasta para Alno AG, un proveedor de este pueblo, y para el resto de Alemania, la tercera economía del mundo.

El precio de un buen estante de cocina ha caído durante meses, pero los consumidores alemanes no compran y esa es una noticia nefasta para Alno AG, un proveedor de este pueblo, y para el resto de Alemania, la tercera economía del mundo.
El año pasado, Alno, uno de los mayores fabricantes alemanes de estantes de cocina, redujo sus precios en un 11% para celebrar su 75 aniversario. Las ventas cayeron un 9%.
En los últimos doce meses ha despedido al 28% de su personal, más de 450 trabajadores, un duro golpe para un pueblo de 14.000 habitantes.
El equipo de gerencia de Alno duda que recortes de precios adicionales estimulen las ventas, a medida que los clientes dicen que la reducción de precios no hace más que estimular su apetito por más recortes, una espiral mortal que es el sello distintivo de la deflación.
En los anuncios lo único que se ve es rebajas , rebajas , rebajas , lamenta el presidente de Alno, Frank Gebert. Se nota que los precios de los bienes de consumo están bajo una fuerte presión, pero la gente no compra. Esa es una tendencia deflacionaria .
La deflación (definida como un período prolongado de caída de precios) ha devastado en los últimos años a Japón, sumiendo la segunda economía del mundo en un declive de 13 años. Ahora empieza a rondar Alemania. Los precios al consumidor subieron 1% en este país el año pasado y en mayo cayeron un 0,2% frente al mes anterior. El mes pasado, el Fondo Monetario Internacional advirtió que Alemania era el país industrializado más vulnerable a la deflación.
El sombrío escenario que se ve en Alemania ofrece una oportunidad para entender por qué la perspectiva de la deflación inquieta a las autoridades estadounidenses. El presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, considera pequeña la posibilidad de deflación en Estados Unidos, pero cree que las posibilidades de deflación son tan peligrosas que la Reserva Federal hará todo lo que esté a su alcance para prevenirla. Se espera que la entidad reduzca las tasas a corto plazo a su nivel más bajo en 45 años.
En Alemania, el gobierno y funcionarios del banco central restaron importancia a los riesgos deflacionarios, tal vez por temor a que el problema podría convertirse en una profecía autocumplida. Aquéllos que reconocen un riesgo prometen que la deflación no será tan pronunciada como en Japón. Es probable que en Alemania se dé una deflación moderada , dijo recientemente Ernst Welteke, presidente del banco central alemán. Es altamente improbable que Alemania experimente una deflación perniciosa .
Los optimistas dicen que un repunte de la economía global para fines de año ayudará a impedir que Alemania caiga en una espiral descendente. Señalan que los poderosos sindicatos mantendrán los salarios altos y que los precios de los bienes inmuebles no se han derrumbado, como sucedió en Japón, donde han estado cayendo durante cinco años consecutivos.
Pero la deflación es peligrosa porque es muy difícil detenerla y sus efectos pueden atrofiar la actividad económica: los consumidores retrasan las compras hasta que los bienes se vuelvan más baratos, causando un círculo vicioso. A las compañías se les hace difícil pagar las deudas. La rentabilidad en el sector bancario se debilita, lo que a su vez reduce el crédito y estrangula el flujo de capital. Los bancos centrales pierden el poder de las tasas de interés, que ya no pueden seguir bajando. A medida que los precios siguen cayendo, las tasas de interés reales suben, dificultando el pago de deuda y agravando el problema.
Una deflación leve podría tener efectos expansivos más allá de Alemania. Si Alemania cae en deflación, entonces dos de las tres mayores economías del mundo están en problemas, dificultando una recuperación global. Y como motor de Europa (equivale a un tercio de la producción dentro de las 12 naciones que han adoptado el euro) Alemania podría arrastrar a sus vecinos más pequeños hacia la deflación también, temen algunos economistas.
Desde la Segunda Guerra Mundial, a todos los estrategas alemanes y expertos en materia económica se les ha inculcado una lección económica clave: hay que evitar la inflación.
La hiperinflación contribuyó al desplome de la República de Weimar, que terminó en 1933 con la llegada de los nazis al poder. Aprendiendo del pasado, después de la Segunda Guerra Mundial, Alemania Occidental estableció un banco central fuerte e independiente que siguió en su lugar después de la unión de las dos Alemanias en 1990. También insistió en que sus vecinos adoptaran un sistema similar con el lanzamiento del euro.
Eso ha contribuido al éxito del euro, que en pocos años ha sobrepasado al yen para convertirse en la segunda moneda del mundo después del dólar. En gran medida, esto se debe a la concentración exclusiva del Banco Central Europeo en la lucha contra la inflación. A diferencia de la Reserva Federal, la misión del BCE ha sido contener la inflación, no promover el crecimiento, incluso si su mayor economía está en recesión y camino a la deflación. El BCE ha empezado a adoptar medidas para modificar esta postura, diciendo que apuntará a mantener una tasa anual de inflación por debajo pero cerca del 2% , comparado con un rango previo de entre cero y 2%.
El temor histórico de Alemania a la inflación también la llevó a insistir en que la Unión Europea adoptara estrictas reglas presupuestales para los países que se unan a la Eurozona. Pero Alemania ya está violando esos límites y no tiene margen para recortar impuestos o estimular el gasto fiscal. Eso ha ayudado al país a entrar en una segunda recesión en dos años y llevado el desempleo a un 11%, debilitando adicionalmente la confianza de los consumidores.
Para personas como Gebert, de Alno, la parálisis de la política local también es responsable. En su opinión, la vasta red de seguridad que hace sentir seguros a los trabajadores también está debilitando al país.
Las compañías prefieren no contratar porque las regulaciones dificultan los despidos, incluso si la economía está en problemas.
El gobierno federal en Berlín aprobó recientemente una avalancha de reformas, consideradas las más significativas en décadas, como una disminución de los pagos por concepto de seguro de desempleo y la liberalización de las restricciones a las horas de apertura de las tiendas. Pero también ha dado un giro en las ayudas fiscales.
Hasta ahora, dice Gebert, las reformas han producido precaución, en lugar de optimismo.
En EE.UU., hay altibajos en la economía, pero siempre hay luz al final del túnel , dice Gebert. Pero en Alemania, seamos francos, hemos estado en recesión cuatro, cinco, seis años. No veo ninguna perspectiva en la que podamos decir que los problemas estructurales serán resueltos .
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