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'Riel', periódico cultural hecho a pulso por ocho jóvenes de Usaquén

Desde hace tres años, ellos mismos lo escriben, venden la pauta, toman las fotos y lo distribuyen.

La imagen infantil de Jennifer Vargas Vega no concuerda con su forma de hablar. Con un morral, tenis y el cabello desordenado se refiere con propiedad a José Saramago o a Mario Vargas Llosa.
Llega al encuentro tarde y cansada, luego de casi cinco horas de esperar, en una oficina, el dinero que recibió en una convocatoria el periódico cultural Riel, de la localidad de Usaquén, en Bogotá.
Con esa plata cubrirá los gastos de la próxima edición de este proyecto, que ha sobrevivido con mucho sacrificio durante tres años, gracias, entre otras cosas, a su pujanza y la de otros siete jóvenes que ella dirige, con solo 18 años y su aspecto de colegiala.
"Ponerle el nombre a Riel fue chistoso porque pasamos un mes pensando en algo que fuera representativo de la localidad, que la atravesara, que la simbolizara y la mantuviera unida. Y llegamos a la conclusión de que el tren reunía todas las características. Puede ser que no pase con frecuencia, pero ahí están los rieles", recuerda Vargas, que sonríe cuando la gente le pregunta en qué curso va.
El viaje por este ferrocarril arrancó a comienzos del 2008, cuando una veintena de jovencitos se congregó en la biblioteca pública de Servitá (en la calle 165 abajo de la séptima), para asistir a los talleres de redacción, diseño y fotografía que ofrecía la Fundación Fahrenheit 451.
"Esta iniciativa surgió como uno de nuestros proyectos que siempre buscan implementar la cultura como herramienta para enfrentar la problemática social de la zona, en este caso, azotada por las pandillas y la violencia juvenil. También buscamos que los muchachos crearan una empresa autosostenible", comenta Javier Osuna, director de Fahrenheit 451, que el año pasado obtuvo para Riel uno de los beneficios del programa Bogotá tiene talento, de la Secretaría Distrital de Cultura.
Jennifer aún recuerda cuando le corrigieron las primeras tildes, le hablaron de pirámides invertidas y le explicaron qué es un lead periodístico. Con libreta en mano, emprendió su aventura, que dio frutos con la publicación del primer número de Riel en octubre de 2008: 12 páginas en un papel blanquísimo, llenas de información sobre conciertos, exposiciones, obras de teatro y, en portada, una entrevista con el exalcalde de Bogotá Antanas Mockus y su visión de los medios alternativos.
"Ahora, como al principio, nos toca hacer de todo: proponer los temas, investigarlos, escribir las notas, buscar la pauta, tomar las fotos, distribuir el periódico, hacer la contabilidad, pasar proyectos para convocatorias y, cuando teníamos la oficina -a ocho cuadras de la biblioteca-, hasta limpiarla", dice Jennifer.
Cada semana, encabeza el consejo editorial: hay que afinar algunos detalles de la publicación trimestral que saldrá a finales de abril. Si la juventud de ella sorprende, qué decir del resto del equipo que se reúne para discutir los temas en una mesa del salón de lectura en la biblioteca de Servitá. Sus edades oscilan entre los 17 y los 23 años, y sus actividades regulares parecen no tener que ver con un medio de comunicación: hay estudiantes de derecho, ingeniería forestal, administración de empresas, gestión ambiental, psicología y una recién graduada de secundaria.
"Esas 12 páginas son la muestra de qué tanto hemos cambiado en estos tres años y de que tenemos un compromiso con la cultura de Usaquén. Al principio, sabíamos que había gente que escribía o que tocaba el piano, pero no se conocía masivamente. Sin proponérnoslo, nos convertimos en el medio que hace visibles a esas personas. Ellas son nuestra razón de ser", comenta Óscar Gómez (20 años), quien está vinculado a Riel desde su nacimiento y que forma parte de la redacción junto con Angélica María Pardo (22 años), Cristian Stid Alfonso (23 años), Francy Rodríguez (17 años), Alejandra Cruz (18 años), Ricardo García (19 años) y Lorena Santa (18 años), quien toma las fotos.
A veces, el viaje es agotador. Si no fuera porque los muchachos mantienen la emoción del comienzo, este Riel se hubiera descarrilado hace tiempo. Con un portátil, dos grabadoras y una cámara fotográfica han tenido en sus páginas a invitados como Alfredo Molano, Los Aterciopelados y el poeta surafricano Breyten Breytenbach; han escrito temas de interés general -como la ampliación de la carrera novena, la inauguración de la biblioteca Julio Mario Santo Domingo o el consumo de sustancias psicoactivas en la localidad-; publican cuentos y poemas que envían los lectores, y también crearon un nuevo espacio para hablar de ecología.
"Nos presentamos a cuanta convocatoria podemos. Hemos aprendido qué papeles debemos alistar y para qué pedir -dice Jennifer-. Toca así, porque la gente no les cree a estos muchachitos que llegan a su negocio, con los zapatos sucios, con maletas y un periódico que, dicen, es de ellos. No nos creen y menos si es algo cultural".
Cada reunión termina con tareas concretas y con la esperanza de que la publicación salga con más frecuencia; que aumente su tamaño y distribución, y que pronto tenga su sitio en Internet, que les permita difundir otro tipo de contenidos como videos y audios.
"Queremos ser un medio reconocido en nuestra localidad, un vehículo para la comunidad y que más adelante nos convirtamos en gestores de proyectos culturales: de teatro, música y audiovisuales. Nuestra mayor limitación es la falta de tiempo; pero son tantas las ganas que le hemos metido, que el cansancio no importa. Todo ha sido por el amor al trabajo, la escritura y la literatura", dice Stid Alfonso.
Para contactar a los jóvenes de 'Riel': periodicoriel@gmail.com
Fahrenheit 451, los auspiciadores
Fahrenheit 451 nació como una revista literaria que gracias a la inquietud de sus autores se transformó en un semillero de proyectos culturales en Bogotá. Su trabajo busca implementar la literatura como modelo de inclusión y cambio social. Con este modelo, ha capacitado a jóvenes de Bosa y Ciudad Bolívar antes de llegar a Usaquén, donde la fundación auspició la creación del periódico cultural 'Riel'.
En contraste, la revista dejó de publicarse hace más de un año por razones de presupuesto. "Somos una entidad sin ánimo de lucro y no tuvimos cómo mantenerla", asegura el comunicador social y profesor universitario Javier Osuna, director de Fahrenheit 451.
En este momento, la fundación alterna las clases de literatura para jóvenes con problemas de adicción y miembros de la comunidad LGBT del barrio Santa Fe, con la publicación del periódico El despertar, que escriben personas con discapacidad cognitiva.
Adicionalmente al trabajo en las comunidades, la organización se encarga del Festival de Literatura de Bogotá, que se realizará en el segundo semestre del año, y tendrá un recital de poesía en la Feria del Libro, en Corferias, el próximo 8 de mayo.
Por: Sofía Gómez G.
Cultura y Entretenimiento
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