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Los enfrentamientos entre liberales y conservadores dejan masacres y crueldad

Durante la última década, la sangrienta lucha entre 'cachiporros' y 'godos' -liberales y conservadores- ha tomado proporciones terribles.

Redacción El Tiempo
Tras 16 años de gobierno liberal, la llegada al poder del conservador Mariano Ospina encendió los ánimos de los 'azules'.
Los odios, atizados durante décadas, explotaron. Así comenzó la Violencia, que ya en 1947 se había cobrado 14.000 vidas.
La muerte de Jorge Eliécer Gaitán en 1948 y la llegada a la Presidencia del ultraconsevador Laureano Gómez en 1950 avivaron el conflicto. Según testimonios de campesinos liberales, la policía conservadora se sintió a sus anchas para adueñarse de sus tierras y sus bienes. Por eso, mientras la Dirección Liberal se dedicaba a sufrir en silencio su marginación del poder, las bases rurales del partido apelaban a las armas y se autoproclamaban "guerrilleros".
La respuesta oficial fue la represión militar contra los "bandoleros", hecha por unas Fuerzas Armadas débiles y sin experiencia, ignoradas por el gobierno de Laureano Gómez.
El fuego no acabó con las guerrillas y, por el contrario, les fincó un mayor apoyo popular. El conflicto se recrudeció y se extendió por medio país. Las masacres eran frecuentes y se estima que en ellas murieron más de 130.000 personas.
En los llanos, las guerrillas tenían a la población de su lado, parecían intocables para el Ejército e incluso hacían sus propias leyes, basadas en principios de izquierda.  El general Gustavo Rojas Pinilla subió al poder y ofreció una amnistía; logró la desmovilización de las guerrillas el 13 de junio de 1954.
Los líderes rebeldes le expresaron al Presidente su "determinación sincera y espontánea de deponer las armas con decoro", y Colombia creyó que la Violencia era cosa del pasado. Pero las garantías que les ofreció el Gobierno a los guerrilleros no se cumplieron.
El descontento incubó un nuevo conflicto entre Estado y guerrillas comunistas y liberales que no abandonaron las armas. Rojas Pinilla volcó a las Fuerzas Armadas a acabar con esas nuevas cuadrillas en abril de 1955.  Se asesinaron  y se violaron los derechos de muchos civiles, pero no se logró acabar con las guerrillas.
Redacción El Tiempo
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