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Guillermo 'Chato' Velásquez contó la famosa expulsión de Pelé

El éx árbitro pereirano narra el episodio más famoso y controvertido del 'Rey' del fútbol en Colombia.

Pelé, el rey del fútbol, el rey de ébano, estaba vestido todo de blanco con el uniforme del Santos de Brasil aquel miércoles 17 de julio de 1968 cuando Guillermo 'Chato' Velásquez, el hombre de uniforme negro que antes de ser árbitro fue boxeador, lo expulsó del partido amistoso frente a la Selección Colombia que se preparaba para los Juegos Olímpicos de México.
Aquel episodio, el más famoso de todos los de Pelé en territorio colombiano, ocurrió en el estadio El Campín de Bogotá y casi 42 años después se ha convertido en una leyenda, entre otras cosas porque generó un hecho insólito: que Velásquez fuera retirado como árbitro del encuentro y que Pelé volviera a la cancha para jugar.
Hoy, en periodo de convalecencia tras someterse a un trasplante de riñón hace apenas diez días, el ?Chato? Velásquez, que el pasado 4 de enero cumplió 77 años, recuerda con una memoria prodigiosa cómo echó a Pelé y relata detalles que han sido olvidados, según él, en casi todas las entrevistas que ha dado para hablar del tema.
Antes de dar el pitazo inicial en esta nota, el ex árbitro pereirano insiste en afirmar que tiene el mejor concepto de Pelé. "Soy admirador de su fútbol y sé que él toda la vida ha sido un gran hombre", dice.
¿Es verdad que expulsó a Pelé porque usted no le pitó un penalti?
Sí, eso es lo que él quería. Y voy a contar cómo fue. Un árbitro en una jugada de pelota parada es muy difícil que se equivoque.  Falla el que esté completamente desentendido o no quiera ver. Y yo, sabiendo cómo era Pelé en los remates de cabeza en los tiros de esquina, debía estar muy atento. Fue un tiro de esquina en el arco sur, lo cobró Dorval y a Pelé le pusieron en la marca a Luis 'Camello' Soto. Entonces Pelé quiso ganar el espacio con las manos, forzado, porque no tenía por donde pasar. Yo estaba parado al lado de ellos.  El 'Camello' lo apretó, claro, pero el que metió los brazos para pasar fue Pelé. Enseguida pidió penalti y yo dije: "jueguen, jueguen".
Entonces se desembocó en groserías para mí.  Y en esto yo digo que la vida tiene una cantidad de coincidencias, para bien o para mal. Yo hacía como unos 15 ó 20 días había llegado de un torneo aficionado en Leticia, en la frontera con Brasil, con equipos de ese país, de Perú, Ecuador y Colombia. Allí fui a un sitio a ver bailar y lo primero que uno aprende de otro idioma son las groserías. ¡Pelé me las dijo todas y yo se las entendí!  Entonces yo le dije en brasileño: "Usted está equivocado conmigo",  le señalé la salida y él se fue corriendo de la cancha".
¿Fue después de ese momento cuando lo agredieron?
Inmediatamente se me vinieron todos los compañeros de Pelé. La del Santos era una delegación de 28 personas y me agredieron 25, el que iba llegando me iba pegando. Los únicos que no me golpearon fueron el médico del equipo, un periodista del diario Folha de Sao Paulo y Pelé. Pero quiero ser clarito y decir que todo comenzó a los tres minutos y medio del partido exactos, en un tiro de esquina en el arco norte a favor de Colombia, que cobra Gustavo Santa. Entonces en los 5 con 50 está parado el jugador Ramos Delgado, del Santos, y detrás de él está Alfredo Arango, de Colombia.
Desafortunadamente, mi compañero juez de línea Roberto Rodríguez levanta la bandera para señalar fuera de lugar y resulta que Arango está habilitado, cabecea limpio y mete un gol. Yo estoy a menos de cinco metros de la jugada. Ramos Delgado me protesta diciendo que hay fuera de juego y yo le digo: es gol, es gol. Él va donde Lima, que era el capitán del equipo y además concuñado de Pelé, quien viene a decirme que cambie la decisión, y yo no la cambio. Entonces me patea y yo lo expulso. Ahí comienza el lío. Él se va trotando hacia el camerino sur, pero se devuelve. Yo estoy parado en el centro de la cancha para reiniciar el partido, con gol marcado, y viene Lima. Yo, inmediatamente, pienso: éste me va a escupir. Como yo alguna vez en mi vida fui boxeador, puse los brazos como pistolero americano, y sí, él me escupe y yo no alcanzo a evitarlo. Entonces le pongo la mano y lo sacan cargado de la cancha.
Yo entiendo que lo ideal es que un árbitro no debe, en ningún momento, responder las agresiones verbales ni físicas, pero yo aún, en la forma en la que estoy y con los años que tengo, al que intente pegarme yo le pego primero.
¿En qué momento del partido expulsó a Pelé?
A los 42 minutos del primer tiempo. Cuando lo expulso y viene la agresión de los 25 integrantes del Santos, me sacan a un camerino que había en occidental, en el primer piso, en el sitio donde hoy queda la venta de comida, y ahí me quedo tendido. Omar Delgado, que era primer juez de línea, viene al rato y me cuenta que le ordenan seguir con el partido y que él lo va a dirigir. Yo le digo que lo siga, para evitar más problemas. Eso no ocurre sino en Colombia y fue un hecho insólito en el mundo. Eso de que los jugadores agredan al árbitro, un árbitro internacional, en su propio país, y que los directivos hagan regresar al jugador expulsado y cambiar de árbitro para seguir el partido, dizque por respeto al público, eso no es más que política barata.
¿Entonces, qué pasó enseguida?
Al que estaba de árbitro emergente, que era Mario Canessa, con ropa civil lo metieron a que hiciera de juez de línea en vez de Delgado. Lo que no me dijo nunca Omar era que le habían dicho que tocaba dejar entrar a Pelé de nuevo al partido. Si él me lo dice en ese momento, yo no lo autorizo a seguir. Como él era moreno, tiempo después me lo encontré y le dije: "¡Se te salió la raza, negro!".
¿Después de ese episodio se ha encontrado con Pelé?
En la Copa Libertadores de 1970 fui designado para un partido de semifinales entre Universidad de Chile y Nacional de Montevideo, en cancha neutral, en Porto Alegre (Brasil). Me hospedé en el Hotel Plaza de Copacabana y cuando llegué, me encontré a Pelé parado en la recepción. Fui a saludarlo y me dijo: "Oh, Velásquez bandido", y me abrazó. Después, como fui designado para el Mundial de México-70, fui a ver el partido de Brasil contra Inglaterra, en Monterrey; ahí nos volvimos a ver. Luego, cuando él jugaba en Estados Unidos, en el Cosmos de Nueva York, nos invitó a mi familia y a mí. Después, cerca de su retiro, los periodistas hicieron un partido de simulacro de la expulsión, en Miami, y como ya existían las tarjetas, pues yo se la levanté y él me la quitó. Entonces me pidió la tarjeta y el pito y yo se los regalé.  Esa fue la última vez que nos vimos. Me invitaron a su partido de despedida, pero no pude ir, lo único que guardo de eso es la boleta.
Para tener en cuenta
GABRIEL BRICEÑO F.
Subeditor de Deportes
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