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Los coletazos de las Farc en Sumapaz, una zona que la guerrilla siempre ha buscado recuperar

Aunque Las Farc no actuaropn en la zona por más de tres años, ahora intenta dar golpes de opinión a través de secuestros, amenazas, atentados, según analistas.

En la VII conferencia de las Farc, realizada en 1982, 'Manuel Marulanda', el jefe del grupo guerrillero, sentenció, en medio de la discusión con 'Jacobo Arenas' y 'Martín Villa', -los otros dos integrantes del secretariado- que "la batalla definitiva se daría en el Sumapaz". La frase fue acuñada por sus subalternos y convertida en una orden sin reversa.
Allí, en medio del páramo más extenso del mundo y los municipios que lo circundan, el grupo subversivo montó una de sus bases principales y el centro de mando de 'Arenas', alentado por el apoyo popular que para ese entonces tenía de los promotores de la Reforma Agraria y la simpatía de una izquierda que veía en las Farc la posibilidad de llegar a la toma del poder.
Sin embargo, los mismos campamentos que servían para atender las quejas de los campesinos por exabruptos del Ejército, se convirtieron en cuestión de años en la 'cárcel' de secuestrados.
Los milicianos que para los 80 hacían parte del proyecto juvenil de las Farc, en la década siguiente se convirtieron en temibles jefes guerrilleros que montaron, sin control efectivo del Estado, retenes ilegales a lo largo y ancho de Cundinamarca. El departamento se volvió despensa del secuestro y zonas como Sanjuanito (Meta), Gutiérrez, San Juan y Cabrera (Cundinamarca) los lugares con mayor número de plagios del mundo.
"Hace exactamente tres años, por esta misma época, le respondía a EL TIEMPO que tarde o temprano la guerrilla iba a volver a la región, por los nexos familiares en la zona, por la importancia histórica para su organización, por el valor estratégico, político y logístico... Mientras las Farc sigan respirando, seguirán intentando regresar al Sumapaz", señala el sociólogo de la universidad Nacional Jorge Dueñas Cabra.
En los últimos años, él y su grupo han hecho un seguimiento al fenómeno de orden público en el Sumapaz y la principal conclusión es que el problema, además de cíclico, es político. "Después de que 'Marco Aurelio Buendía' gobernara la región a través de sus pupilos ('Romaña', 'el Zarco' y 'Miller Perdomo') llegó la gran ofensiva militar con la operación Libertad Uno, en el 2003 y de ahí una tarea de acción cívico militar del Ejército, pero eso no es suficiente", agrega Dueñas.
Por más de tres años la guerrilla desapareció, casi que por completo del Sumapaz, pero la ofensiva de las Fuerzas Militares en la selvas del Meta y el Caquetá, con el Plan Patriota (2006-2007), obligó al repliegue de las Farc, que en medio del acoso del Ejército regresaron por el municipio de Uribe al páramo.
"Lo que vemos ahora son los coletazos de lo que ha dejado la ofensiva militar. Los golpes que ha recibido el bloque Oriental, especialmente con la muerte y captura, en enero pasado, de tres de sus más importantes jefes ('Mariana', 'Gaitán' y 'el Negro Antonio'), y el acoso a 'Romaña', han llevado a la guerrilla a un accionar absurdo y desesperado que seguirán intentando con grupos de tres y cuatro guerrilleros", asegura el ex comandante de las Fuerzas Militares, general Jorge E. Mora.
Lo claro es que en el afán de intentar recuperar el espacio que han perdido, las Farc intentarán, según los propios informes de inteligencia del Ejército y la Policía, generar un golpe de opinión a través de secuestros, amenazas, atentados o cualquier otro hecho que les de visibilidad.
Por ahora, el Sumapaz mantiene la presencia de tres batallones y una brigada móvil (unos 1.900 hombres), pero su extensión y geografía son un enemigo más para la fuerza pública.
De parte de las Farc, el propio 'Mono Jojoy' ordenó el regreso de 'el Zarco' con el frente 53, el mismo que en la década de los 90, cometió más de 600 plagios de comerciantes, industriales y gente del común de Bogotá.
REDACCIÓN JUSTICIA
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