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Buscan cubrir con zonas verdes las terrazas de los edificios de Bogotá

Esta tendencia ecológica que se implementa desde hace décadas en Europa, Norteamérica, China y Japón sería una alternativa ante el aumento de la contaminación ambiental y el cambio climático.

Es un sistema de recubrimiento con capas artificiales y naturales que se instala sobre las edificaciones y que sirve, entre otras utilidades, para reducir el impacto de las lluvias, refrigerar el ambiente y aislar el ruido.
Después de un año de pruebas en los laboratorios de la Universidad Nacional y en el techo de un inmueble del barrio El Carmen, en Tunjuelito, dos arquitectos locales diseñaron la versión criolla de los techos verdes o cubiertas vegetales.
En el edificio Novartis, en la calle 93B con calle 16; la biblioteca de la Universidad de Los Andes, y el conjunto residencial Ciprés de la Arboleda, en Quinta Paredes, ya se adoptaron este tipo de zonas verdes.
Andrés Ibáñez y Miguel Ángel Cárdenas, los promotores de estos jardines elevados, ahora trabajan en el diseño de cubiertas para 30 mil metros cuadrados en una serie de bodegas y edificios que se construirán en el eje de la calle 26, cerca al aeropuerto Eldorado.
"Estas terrazas sirven como aislantes térmicos y sonoros.
Reducen el ruido hasta en 12 decibeles, lo que resulta muy beneficioso en las áreas aledañas al aeropuerto o a las zonas industriales", dice Ibáñez.
No se trata de materas o de cultivos hidropónicos.
Las cubiertas verdes criollas constan de cinco capas, que llegan a medir entre 6 y 12 centímetros de espesor. Son elaboradas con materiales livianos y reciclables (ladrillo de demolición, piedra pómez y plástico) y especies vegetales de bajo corte, que no crecen más de 10 centímetros.
Ibáñez agrega que no se utilizan materiales pesados, porque sería necesario hacer ajustes a la estructura de los edificios y los costos de mantenimiento se incrementarían.
Las plantas que se siembran en los techos verdes son de tipo CAM, que se adaptan a zonas áridas, no es necesario podarlas ni regarlas y las raíces no son invasivas. El mantenimiento es mínimo.
Aunque, además de los diseños ornamentales, también se pueden instalar para ser transitadas, como si se tratara de un parque en la altura. Sin embargo, en este caso se utiliza césped y su mantenimiento es más costoso.
Solución ambiental
"La fluctuación térmica en Bogotá causa el agrietamiento de las edificaciones y, como consecuencia, se producen filtraciones de agua. Las cubiertas mitigan estos impactos", señala el arquitecto Ibáñez.
Los techos vegetales capturan 0,2 kilogramos de PM10 (partículas contaminantes) por metro cuadrado al año, recogen hasta 42 por ciento de las aguas lluvias que reciben y reducen de 45 a 19 grados centígrados la temperatura sobre el concreto.
En el centro de la ciudad, una de las zonas más contaminadas, hay por lo menos 103 hectáreas de terrazas en edificios en las que se podría adaptar este sistema. Y en el resto de la ciudad habría cerca de 30 mil hectáreas de techos disponibles.
"Este sistema no es exclusivo para grandes edificios. También se podría usar, por ejemplo, en proyectos de vivienda de interés social en localidades como Bosa, en donde la contaminación también es alta", concluye Ibáñez.
Así funciona el recubrimiento
La primera capa, sobre el concreto del techo, es impermeable.
La segunda lámina es de drenaje, con plástico reciclado o polietileno de alta densidad, que permite canalizar y evacuar el agua lluvia y, además, generar un depósito para que las plantas se alimenten.
Encima se instala un filtro.
La cuarta lámina es donde crecen las plantas. No se utiliza tierra negra, sino materiales que no degradan los nutrientes y que pueden suministrar alimento a las plantas durante cinco años. La última es la capa vegetal.
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