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Empresa colombiana va a promocionar y organizar citas rápidas para solteros en busca de compañía

La nueva propuesta le apuesta a que esa química o el flechazo en el estómago no tarde más de siete minutos en darse.

Redacción El Tiempo
Como ya es una tendencia en las principales ciudades de Estados Unidos y Europa, en sitios nocturnos bogotanos se comenzarán a organizar, a finales de este mes, las llamadas citas rápidas ('speed dating' o 'hurry date', en inglés).
Una empresa colombiana, que se promociona a través de Internet (www.nekxos.com), promoverá estos eventos para las personas que estén solas y que, como dicen algunos que ya se han inscrito, están cansados de hacer 'pescas milagrosas' en medio del ruido ensordecedor de un bar, o de fracasar con las amigas y amigos de sus conocidos.
La mecánica es muy parecida a la que se emplea en otros países. El interesado se inscribe en la página web, donde está el listado de eventos disponibles para participar. Después de elegirlo, debe digitar sus datos personales desde la edad y la profesión hasta si fuma, bebe o, incluso, el perfil de su pareja ideal.
Para asistir a uno de estos encuentros es necesario pagar 60.000 pesos. Pero si el interesado quiere tener tres oportunidades el costo asciende a 165.000 pesos; seis, 300.000, y 10, 450.000.
Todas las semanas se va a hacer por lo menos una velada.
Este precio incluye citas a ciegas con 10 personas del otro sexo en un bar, en su mayoría en el norte de la ciudad, y un coctel con el que puede durar toda la noche.
EL TIEMPO participó en una de estas citas.
Por dentro
El lugar y la hora del encuentro llegan por el correo electrónico. Ninguna persona que se inscriba conoce los nombres reales ni direcciones ni teléfonos de sus citas.
Por eso, cuando se llega al lugar siempre va a ser identificado por su 'nickname' (apodo). De hecho, en la entrada del lugar a cada uno se le pega en la solapa de la chaqueta un adhesivo con el nombre que escogió.
Después de la presentación, el anfitrión le entrega una tarjeta, también marcada con su apodo, con cuatro columnas. Una para escribir el nombre de su cita y tres más con: 'flechazo', 'amigos' y 'no, gracias'.
En el salón están acomodadas mesas, marcadas cada una con un número. En estas se sientan primero las mujeres y luego el anfitrión ubica a los hombres.
Cuando todo está listo, el anfitrión recuerda las reglas de juego: "No se pueden dar ni teléfonos ni direcciones y a los siete minutos, cuando suene la campana, cada uno de los hombres debe pasar a la mesa que está a la derecha".
Los que llegan allí ya han sido seleccionados por su edad y aficiones (en este momento los participantes pueden ser de 25 años en adelante).
Para cada una de las citas tanto hombre como mujer va llenando la tarjeta. Al final, esta es recogida por el anfitrión.
A los tres días del encuentro por correo electrónico cada uno de los participantes recibe el 'Impacto de la noche', donde le muestran con cuáles personas coincidieron el flechazo y la amistad.
Cuando sucede esto, a cada uno se le dan los teléfonos personales (teléfono o correo electrónico) del otro para que se llamen. Incluso, si para la segunda cita quieren salir a cenar, la empresa presta el servicio de organizar todo, previo pago.
Estos encuentros no solo van a ser dirigidos para heterosexuales, la idea es que también se hagan para personas del mismo sexo, gays y lesbianas.
33 de cada 100 mujeres entre 15 y 40 años eran solteras el año pasado en el país, según Profamilia. Por su parte, el último censo del Dane revela que el 44 por ciento de los mayores de 10 años es soltero; el 24, casado; y el 20,4 vive en unión libre desde hace dos o más años.
Regla de oro
"No se pueden dar ni teléfonos ni direcciones y a los siete minutos, cuando suene la campana, cada uno de los hombres debe pasar
a otra mesa". Dice el anfitrión de las llamadas citas rápidas.
De dónde salió
Estas novedosas citas se empezaron a organizar a finales de la década de los 90 en Los Ángeles (Estados Unidos). El inventor fue el rabino Yaacob Deyo y su esposa, quienes estaban preocupados porque los jóvenes de su comunidad se estaban casando con personas que no tenían nada que ver con su religión. Por eso, comenzaron a hacer estos encuentros para relacionar a hombres y mujeres judíos.
En este momento, en Estados Unidos y Europa hay citas rápidas que pueden durar desde un minuto hasta 10 cada una. En otros países, cada encuentro puede costar hasta 40 dólares (100.000 pesos), y se reúnen por cita hasta cien personas.
REDACCIÓN VIDA DE HOY
Redacción El Tiempo
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