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Obras del túnel de La Línea no estarían listas ni en un año

Invías no cedió más y decidió no conceder más prórrogas a la firma contratista.

Si el Gobierno, en cabeza el Instituto Nacional de Vías (Invías), le hubiera dado a la Unión Temporal Segundo Centenario (UTSC), contratista de las obras para el cruce de la cordillera central, conocido como el túnel de La Línea, los 75 días de la quinta prorroga que pedía para acabar el proyecto, tampoco habría cumplido, pues no tenía cómo acabar en dicho periodo, sino en por lo menos un año.
Así lo reveló Carlos García, director de la entidad, que el jueves decidió no darle más largas al tema y cerró la puerta a una nueva prórroga, dando por terminado el contrato, al que se le dio una cuarta prórroga de 20 meses en abril del año pasado, periodo que finalizó el pasado 30 de noviembre.
Si bien el consorcio adujo razones como el paro camionero, más riesgo geológico (pedía más dinero) y hasta retraso en los pagos, el ritmo de ejecución estaba muy por debajo de lo requerido para finalizarlo a tiempo.
“El problema es que en tres meses no hubiera terminado el señor Collins, ni en cinco ni en siete meses”, indicó García al precisar que en los últimos 20 meses que se concedieron hubo un avance de 18 puntos porcentuales, y como se venía ejecutando menos de un punto porcentual por mes, el 12 por ciento que falta se habría tomado más tiempo.
La razón fundamental es el flujo de caja del contratista no daba para lograrlo, toda vez que del contrato principal de llave en mano quedarán unos 2.000 millones de pesos, mientras del acuerdo conciliatorio hay por ejecutar 33.000 millones de pesos, y en las obras por riesgo geológico el ejecutor de la obra decía que entregaba en 15 días, un tiempo considerado absurdo teniendo en cuenta los avances de obra.
Y es que el 12 por ciento pendiente del proyecto integrado (túnel y accesos por los departamentos de Tolima y Quindío) registra las siguientes cifras: en el túnel principal, lo que más demandará trabajo es el pavimento, que registra un avance de solo el 37 por ciento, mientras que en el revestimiento y en el tratamiento de fallas la ejecución va en el 67 por ciento, en ambos casos.
En el módulo del Tolima falta por terminar cuatro puentes, cuyo avance está entre el 30 y el 80 por ciento; también falta por acabar cuatro túneles en este segmento, de los cuales uno no se ha iniciado todavía.
En el módulo del Quindío, de 11 puentes, faltan cinco puentes por terminar, con una ejecución entre el 64 y el 88 por ciento, mientras los cinco túneles cortos ya estaban excavados.”
“Con la modalidad de contratación, el contrato no tiene recursos para poderlo terminar. Por más meses que le dieran, no los podría ejecutar. El contratista no tenía plata, solo lo que se le transfería por el acuerdo conciliatorio”, indicó García.
Esta situación habría puesto en riesgo el proyecto del cruce de la cordillera central, así como la ejecución del contrato para los equipos electromecánicos, que proveerá otro contratista y cuya compra ya está adelantando, luego de que le fueran aprobados los estudios y diseños.
Nueva licitación
En consecuencia, el próximo martes 6 de diciembre, el Invías abrirá una licitación pública que costará alrededor de 200.000 millones de pesos para terminar lo que el contratista dejó pendiente, proceso que podrá durar cerca de cuatro meses, es decir que se adjudicaría en marzo.
Se busca que el nuevo contratista finalice el porcentaje faltante de la obra, y el túnel, que lleva 8 años de construcción, pueda ser inaugurado en el primer semestre del 2018, es decir, por lo menos dentro de un año más.
Tanto García como expertos del sector de la infraestructura muestran que hubo una serie de fallas estructurales desde que se concibió el proyecto y que marcaron su viacrucis, pues al periodo inicial de 42 meses se le adicionaron otros 39 meses. El contrato de precio global fijo tenía inicialmente un valor de 629.000 millones de pesos, pero por la etapa de operación que se eliminó, de 13.000 millones de pesos, finalmente fue de 616.000 millones de pesos.
Tras dificultades por el invierno y mayores complejidades de tipo geológico, las partes conciliaron en un tribunal de arbitramento mayores cantidades, de las cuales se habían ejecutado 65.000 millones de pesos, y en riesgo geológico, 281.000 millones de pesos, con lo cual el monto final del contrato, según el portal de contratación del Estado, está en 827.933 millones de pesos.
Además, el Gobierno actual debió asumir otras obras que no fueron financiadas por la administración anterior, (Uribe), como el intercambiador Versalles; la terminación del túnel piloto; las obras anexas, que son tres túneles más con 2,3 kilómetros, y los equipos electromecánicos. Estas licitaciones adicionales sumarán 700.000 millones de pesos, que no estaban incorporados en el contrato y que el contratista se creía con el derecho de hacer las obras.
En otras palabras, de un valor inicial de 619.000 millones de pesos, todo el proyecto terminará costando casi 1,5 billones, incluyendo los 200.000 millones del nuevo contrato que se haga para acabar las obras.
Los karmas del proyecto
Para el Invías, el factor clave del viacrucis del túnel de La Línea fue la estructuración del Gobierno anterior, de un contrato llave en mano a precio fijo, que estuvo mal concebida para una obra tan compleja. Bajo este modelo, el contratista aportaba los estudios y diseños, y proponía las soluciones, pero la ola invernal del 2010 y 2011 lo obligó a modificarlos.
El presidente de la Cámara Colombiana de la Infraestructura, Juan Martín Caicedo, dijo que este contrato es referente de cómo no debe hacerse una obra estratégica en el país, y señaló que, en contraste, el sistema de precio unitario prevé el desembolso del dinero según las cantidades de obra terminadas.
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