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Lo que hay detrás de la crisis que sacó a 4 generales de la Policía

Renuncias de jefes en la institución están vinculadas al pulso por el poder en la entidad.

EL TIEMPO
En cuestión de un mes, la Policía Nacional ha vivido uno de los terremotos en la cúpula más traumáticos de su historia. Durante ese lapso se fueron los cuatro generales más antiguos de una institución que tiene 181.000 miembros y un presupuesto superior a los 4 billones de pesos al año. (Lea también: 'Vamos a recuperar la confianza de los colombianos': general Nieto)
La salida más sonada, de lejos, fue la del director, el general Rodolfo Palomino, que el miércoles dio un paso al costado, en medio del escándalo por la decisión de la Procuraduría de abrirle investigación formal. Los cargos son tres: presunto enriquecimiento ilícito, supuestos seguimientos a periodistas y la existencia de una red de prostitución en las entrañas de la institución, cuya prueba reina sería un video íntimo que se ha quedado sin piso.
Sin mucho ruido, el 13 de enero se fue de manera sorpresiva la mayor general Luz Marina Bustos, subdirectora de la institución y la primera mujer que llegó al generalato en Colombia. Un mes después de su salida, la general no ha dicho una sola palabra sobre su intempestiva renuncia. Pero en la institución dan como hecho que el propio Palomino sugirió la dimisión.
Apenas una semana después, el 21 de enero, uno de los poderosos en la sombra y a quien muchos daban como el sucesor natural de Palomino también colgó el uniforme: el general Luis Gilberto Ramírez Calle.
La noticia desconcertó por dos hechos puntuales. El primero, porque el propio presidente Juan Manuel Santos lo trajo de vuelta a la línea de mando, de la que había salido en el 2010, y le había entregado la responsabilidad de salvaguardarlos a él y a su familia al nombrarlo secretario de Seguridad de Palacio.
Segundo, porque el Presidente tomó la decisión no solo de aceptar su retiro sino de cerrar definitivamente una Secretaría que algunos en la institución calificaban como ‘Policía paralela’.
El 15 de febrero, dos días antes de la salida del Director, llamaron a calificar servicios al brigadier general Luis Eduardo Martínez, oficial tropero, con ascendiente en la institución y otro de los que estaban en el sonajero de la sucesión. (También: Los vacíos del video de Ferro y policía como prueba en investigación)
La salida de los generales y los graves señalamientos contra Palomino son el epílogo de una división interna por el poder que desencadenó una guerra sucia de anónimos y supuestas pruebas que pusieron contra las cuerdas al oficial más popular de toda la Fuerza Pública y con mejores resultados en el último lustro.
Los efectos colaterales de la mala hora de la Policía se llevaron por delante al viceministro del Interior, Carlos Ferro, y a Vicky Dávila, directora de La F.m. Ferro renunció luego de que Dávila decidió publicar, este martes, un video íntimo como supuesta prueba de que la red de prostitución en la Policía conocida como ‘comunidad del anillo’ había tocado a congresistas. Dos días después, y en medio de un debate ético por la publicación de una conversación sexual privada y grabada de forma subrepticia, Dávila también renunció.
¿Cómo se explica que una Policía que hoy muestra los mejores indicadores –la cifra y tasa de homicidios más bajas desde los años 70– y que ya empezó a prepararse para garantizar la seguridad en el posconflicto esté atravesando semejante crisis?
Pinzón vs. Ramírez
Esta pelea se empezó a cocinar en el 2010 entre dos hombres de la absoluta confianza del general más carismático que ha tenido la institución y que aun sin el uniforme sigue teniendo enorme influencia: Óscar Naranjo. En esa época él era director general y dos de sus mejores alfiles, los recién ascendidos generales César Pinzón y Ramírez Calle, se distanciaron.
Desde la Policía de Bogotá, Pinzón empezó a darle duros golpes a la mafia por fuera de su jurisdicción y en clara competencia con Ramírez, quien había pasado a reemplazarlo en el Dijín. Alias ‘Carecuchillo’ y Héctor Buitrago, uno de los históricos del paramilitarismo en los Llanos, fueron capturados por hombres de Pinzón.
Una guerra de anónimos que juntaban verdades y mentiras y que vinculaban a Pinzón con la mafia, similar a la que se inició a finales del 2015 contra el general Martínez, terminó por sacarlo de la Policía y empoderó a Ramírez. Sin embargo, la larga estadía de Palomino en la Dirección –dos veces ratificado–, empezó a frenar su ascenso.
Coincidencialmente, desde mediados del 2015, Palomino empezó a ser blanco de denuncias que terminaron ligándolo a la sonada ‘comunidad del anillo’, una red de prostitución en la Policía que data del 2004.
La compra de unos lotes a Jerson Jaír Castellanos, uno de los oficiales al que vinculan con esa red, y los señalamientos del coronel Reynaldo Gómez, que le atribuía a Palomino una insinuación sexual en 1998, empezaron a quitarle oxígeno y maniobrabilidad. Para la época de los supuestos hechos, Palomino se había convertido en el primer oficial de la Policía en desafiar el poder paramilitar en Sucre, departamento donde buena parte de la clase dirigente era cómplice de las autodefensas.
Al general se le complicó su permanencia en la institución cuando tres de sus hombres de confianza fueron grabados intentando que Gómez desistiera de sus afirmaciones. Y aunque Palomino tambaleaba, el Gobierno lo respaldó, incluso cuando surgieron denuncias de que estaba detrás de las chuzadas y seguimientos ilegales a periodistas que habían ahondado en el tema de la ‘comunidad del anillo’.
Lo que sostuvo al general fueron los indicios, confirmados por organismos de inteligencia, de que parte de la información en su contra y en la del general Martínez salieron de la Secretaría de Seguridad de Palacio, la oficina del general Ramírez. Luego se supo que las declaraciones contra Martínez de ‘exparas’ extraditados, que frustraron su ascenso a mayor general, fueron pedidas a la DEA desde la Casa de Nariño y no eran anónimos, como se dijo en el Congreso.
Las investigaciones establecieron que el hombre que llevó las declaraciones de los ex-Auc, tanto al Congreso como a varios medios de comunicación, fue un coronel que dependía de Ramírez. Otro de los mensajeros fue un cuestionado periodista, el mismo que hace 5 años movió la campaña contra el general Pinzón, y que ha sido mencionado como ficha del llamado ‘cartel de los reintegros’ de policías cuestionados.
Así va la investigación
En el caso de los supuestos seguimientos contra periodistas han aparecido pistas que le han restado fuerza a la denuncia contra Palomino. La cuenta de correo que fue usada para advertirle a la periodista Vicky Dávila de que era blanco de presuntos seguimientos aparece vinculada con un oficial (r.) que en redes sociales es un duro crítico de la institución. El oficial tenía un escolta que resultó ser pareja de una guardaespaldas de la periodista. Se investiga si ella pudo haber entregado información que luego fue usada para alimentar la tesis de los seguimientos.
Ya se descartó que los dos carros de inteligencia de la Policía que fueron citados en los correos como parte de los seguimientos a periodistas hubieran sido usados para esas labores. Pero aún hay muchos interrogantes que las autoridades deben despejar. Por eso no se puede decir con certeza que no hubo actos ilegales contra periodistas.
Frente al cargo de enriquecimiento, Palomino prepara su defensa basado en análisis contables con los que espera demostrar la legalidad de sus ingresos y el hecho de que la compra de los lotes está respaldada con el dinero que devengó en una comisión a México y con sus cesantías, entre otras fuentes. Y los tres oficiales que intentaron que el coronel Gómez retirara la denuncia por supuestas insinuaciones sexuales estuvieron declarando esta semana en la Fiscalía.
El que va más avanzado parece ser el caso de la ‘comunidad’. Se espera que esta semana la Fiscalía tome decisiones de fondo contra tres oficiales en retiro a quienes señalan de haber promovido la red de prostitución. Paralelo a este expediente, falta por establecer si tiene relación con el caso de Lina Maritza Zapata Gómez, quien murió en extrañas circunstancias el 25 de enero del 2006 en la misma escuela de cadetes que supuestamente alimentaba la red.
Por ahora, no hay evidencia de que Palomino tenga nexos con esa organización y, tampoco, de que esta tuviera las dimensiones y el poder que se le han atribuido. Lo cierto es que esta semana el propio ministro Luis Carlos Villegas admitió que la organización de prostitución sí existió en la Policía, aunque dijo que fue a mediados de la década pasada.
En el caso del general Martínez, la exfiscal federal Bonnie Klapper hizo un barrido en el que comprobó que si bien hubo algunos señalamientos contra el oficial, ninguno ha sido verificado. La Fiscalía colombiana adelanta sus propias investigaciones. Martínez prepara demandas.
A buscar unidad
El miércoles, minutos después de la renuncia de Palomino y del anuncio que quien lo sucedería era el general Jorge Hernando Nieto, hubo una junta de generales que se instaló con una orden perentoria del Presidente: no se van a tolerar más juegos de poder en la Policía.
Por eso, al aceptar la renuncia del que llamó “general admirable”, la primera instrucción del Gobierno a Nieto fue recuperar la unidad. Para hacerlo, el nuevo director tiene que conciliar otros frentes. El principal de ellos es el descontento de miles de uniformados –patrulleros y policías del nivel ejecutivo– que llevan años esperando un ascenso que es legal, pero difícil de cumplir por razones logísticas y administrativas. Ese sector se alineó en el pulso de poderes y varias de las denuncias de supuestas irregularidades que aparecieron en el escándalo fueron alimentadas desde su orilla.
Y como lo reconoció en su primer discurso, Nieto debe afrontar de manera urgente los casos de corrupción que han menguado la imagen de la institución. Para esto es clave que Fiscalía y Procuraduría entreguen prontos resultados y se establezcan las responsabilidades individuales, para evitar que la institución pague por los pecados y ambición de unos cuantos.
Las fórmulas que se proponen para superar la tormenta
General Héctor Castro
Presidente del Colegio de Generales
“La llegada de un nuevo director siempre trae una buena dosis de esperanza para los policías. La institución debe fortalecer la lucha contra la delincuencia menor, aquella que amenaza al ciudadano del común. También debe desmantelar las grandes bandas criminales y contrarrestar su surgimiento. Además, fortalecer la función cotidiana del policía”.
General Luis E. Gilibert
Exdirector de la Policía 2000- 2002
“De un tiempo para acá se hicieron incorporaciones exprés en la Policía, se violaron los protocolos en ese afán de graduar a personas como policías. Esas vinculaciones hechas a la carrera golpearon el presupuesto de la Policía.
Se necesita seguridad, que el policía trabaje con el ciudadano en todas las regiones, y acabar con la corrupción”.
Camilo Ospina Bernal
Exministro de Defensa 2005- 2006
“Estamos en un proceso de paz y los temas centrales de la Policía tienen que ser la corrupción y la credibilidad. La institución no tiene una imagen de transparencia. Es inaceptable que cualquier colombiano piense que cuando un policía lo detiene para revisar sus documentos, lo que le está pidiendo es plata. Se debe combatir a las bandas criminales y hacer énfasis en la seguridad”.
Marta Lucía Ramírez
Exministro de Defensa 2002- 2003
“La Policía debe enfocarse en tres puntos fundamentales: investigación, prevención y represión del crimen organizado en todo el país. Para lograrlo tienen que hacer nuevos mapas del delito. Está creciendo la extorsión, los delitos están mutando y hay que identificar dónde y cómo. El principal reto será devolver la credibilidad y la confianza de los colombianos”.
Santos salió en defensa de Palomino
En un mensaje tácito a la Procuraduría, en manos de Alejandro Ordóñez, el presidente Juan Manuel Santos les solicitó este sábado a los organismos de control que resuelvan rápido la investigación en contra del general Rodolfo Palomino, ya que las demoras –dijo– generan dudas.
Eso serviría –agregó– para “quitar ese manto de duda sobre una creciente versión y preocupación de muchos colombianos: que hay organismos de control que no están actuando con la Constitución y las leyes en la mano, sino que están actuando con agenda política”.
Santos afirmó, en defensa de Palomino, que el relevo en la Policía se dio por “la gallardía de un oficial que le sirvió 38 años a esta institución”.
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