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¿Nada de nada?

La situación más vergonzosa y preocupante la vive la Corte.. El orgullo del país y la Rama Judicial.

Cuando el país más necesita que funcionen mejor la justicia y las instituciones, porque todo el engranaje nacional debe estar preparado para aclimatar el posconflicto, una vez firmado el proceso de paz, se puede decir que todo está más enredado que nunca. Porque la corrupción ha invadido todas las esferas y los más altos estratos sociales. Y son muchos los personajes de cuello blanco encarcelados y muchos están en vísperas de ingresar a la cárcel.
La situación más vergonzosa y preocupante la vive la Corte Constitucional. La joya de la corona, el orgullo del país y de la Rama Judicial, antes presidida por magistrados de la talla de Carlos Gaviria, de Manuel José Cepeda; la Corte que con ponencia del magistrado Humberto Porto Sierra le cerró el paso a un tercer gobierno del presidente Álvaro Uribe cayó en manos del magistrado Jorge Pretelt, un personaje de confusos antecedentes y sin los méritos necesarios para ocupar el cargo que hoy deshonra con una acusación vergonzosa: pedir 500 millones de pesos para interceder en favor de una empresa condenada por la Corte Suprema a pagar 22.500 millones de pesos al departamento de Casanare.
Atornillado al puesto y decidido a no renunciar, no obstante las mil voces que pedían que lo hiciera, para no enlodar más el prestigio de la Corte, por presión de la propia corporación y de la opinión pública en general, Pretelt se vio forzado a retirarse por unos días, mientras la Comisión de Acusación de la Cámara se pronuncia. Su abogado, el mismo que defendió a David Murcia, lo defiende con el cuento de que el magistrado es víctima de una persecución política: por haber votado a favor de la reelección de Álvaro Uribe, a quien le debería su ascenso profesional, por votar contra la eutanasia, contra el aborto, contra el matrimonio gay –posiciones que su abogado no comparte– y porque influiría en la elección del nuevo Registrador Nacional del Estado Civil.
Si la Comisión de Acusación de la Cámara procede como de costumbre –es decir, no actuar, no condenar–, Pretelt podría seguir en su ley. Pero, con perdón de su abogado y de quienes piensan como Pretelt, me parece que los argumentos que utiliza el abogado para defender a su cliente más bien ayudan a consumirlo, por retrógrado, porque atenta contra los derechos de muchas personas, porque la Constitución Nacional, en el Título VIII, Capítulo 4, Art. 241 de la Rama Judicial, dice: “A la Corte Constitucional se le confía la guarda de la integridad y supremacía de la Constitución” y el señor Pretelt se ha encargado de demostrar que no es la persona idónea para cumplir con lo que ordena la Constitución.
Ahora, sin saber si habrá pronta y cumplida justicia, el único remedio es esperar, confiando en que no sea la Corte Constitucional la más perjudicada y que más bien se cumpla el vaticinio de Mauricio González, el magistrado que destapó la corruptela: “La Corte Constitucional saldrá fortalecida de este trance doloroso, pero inevitable”.
Por tratarse de una de las decisiones más delicadas, el país está pendiente del desempeño de la Comisión de Acusación de la Cámara. De esta depende que la Corte realmente salga fortalecida, o que se hunda bajo el mando del magistrado Pretelt.
Precisiones sobre una nota
Gracias al profesor Gustavo Silva se sabe que la Universidad Nacional tiene sede en Tumaco. Excelente que también esté en un municipio tan olvidado y necesitado. Aclaro que osé escribir sobre las propuestas de un aspirante a rector de la U. N., pues creo que servirán para modernizar y actualizar esa importante universidad. Ese era mi objetivo. El del profesor que me critica es reelegir al rector Mantilla. Los electores seguramente elegirán el rector que más les sirva a la U. N., a sus 57.000 estudiantes y a sus 3.500 profesores.
Lucy Nieto de Samper
lucynietods@gmail.com
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