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Un velo divide a la sociedad iraní

La vestimenta de las mujeres se ha convertido en uno de los principales campos de batalla.

“Hombres, ¿dónde está su dignidad? ¿Dónde está el hejab de sus mujeres”, “el hejab es nuestro orgullo”. Estos fueron algunos de los eslóganes que dominaron la manifestación de apoyo al hejab (velo islámico) del 16 de mayo. La cita era a la salida de la tradicional oración de los viernes en la Universidad de Teherán, en la que el clérigo Kazem Sediqi, a cargo del sermón de aquel día, dedicó parte de su discurso a la importancia del velo que cubre a las mujeres islámicas, de uso obligatorio en Irán desde el triunfo de la Revolución Islámica, en 1979.
“En algunas partes de la ciudad, los velos se están cayendo ahora mismo, y se puede ser testigo de la violación total del hejab”, dijo el religioso minutos antes de que los cerca de 2.000 asistentes se reunieran en las calles aledañas para caminar, separados por género, hasta una glorieta cercana.
Allí, desde un atril levantado a la entrada de otra mezquita, se gritaban más consignas contra aquellos que no respetan la manera de vestir islámica. “La promoción de la virtud es el camino de nuestros mártires”, repetían en referencia a un joven clérigo que fue atacado dos años atrás por sermonear a una pareja que conversaba en un parque. Un grupo de jóvenes respondió con violencia, el hombre quedó grave y dos años después murió. Hoy, una parte de la sociedad lo considera un mártir del hejab.
En su prédica, Sediqi hizo referencia tácita al comportamiento de un gran número de jóvenes, especialmente en las áreas urbanas, que tratan de buscar alternativas a las estrictas leyes islámicas. Esto, a pesar de que la llamada ‘Policía de moral’ (Gasht-e Ershad), integrada por mujeres y hombres vestidos totalmente de negro, siempre está en la calles tratando de prevenir los comportamientos inmorales. Muchas jóvenes terminan en prisión durante algunas horas como consecuencia de su manera de vestir, especialmente en verano, cuando el calor –que sobrepasa los 35 grados centígrados– convierte en una penitencia el uso de ropa oscura.
Pero, incluso bajo la amenaza de terminar en problemas con la justicia, es común verlas con atractivas gabardinas de colores –muchas veces ceñidas al cuerpo–, tacones altos, mucho maquillaje y la pañoleta más suelta sobre su cabeza. Esto sin contar que muchas aprovechan la oportunidad para quitarse el velo cada vez que pueden. Un ejemplo es que cuando se suben a un avión que las lleva fuera del país, suelen deshacerse de la gabardina y el velo lo más rápido posible. Lo mismo pasa en medio del desierto.
Pero una de las cosas que más han molestado a las autoridades es la aparición de la página de Facebook Stealthy Freedoms of the Iranian Women (Libertades furtivas de las mujeres iraníes), a la que ciudadanas de todas las edades envían fotos con la cabeza descubierta, a pesar del peligro que eso significa para su seguridad. Hace unos días, la Policía anunció que había detenido a siete jóvenes por difundir en la web un videoclip filmado en Teherán, en el que hacían un homenaje a la exitosa canción Happy, de Pharrel Williams. En la grabación se las veía con el pelo suelto y solo una tira alrededor de la cabeza, bailando y pasándolo bien. La imagen de las chicas es similar a las fotografías publicadas en el perfil de la red social, que en pocas semanas superó los 300.000 seguidores.
En ese sitio –creado por la periodista exiliada Masih Alinejad, quien anunció esta semana que ha sido amenazada de muerte– han aparecido retratos tomados a la orilla del mar, en las montañas, en el desierto, en compañía de maridos o padres, dentro de un carro y en las calles de la capital iraní. Incluso hay quien aparece de espaldas frente a la oficina de uno de los más radicales ayatolás (altas autoridades religiosas). “Mi belleza no está en el desnudo, lo sé. Pero créame: estar cubierta no me da el regalo de la decencia tampoco. Y no me da seguridad. Desearía que usted tratara de cubrir sus ojos a cambio de yo tener que cubrir mi pelo y mi cuerpo”, escribía una de las mujeres, a quien se ve en un campo de trigo sosteniendo una pañoleta roja sobre la cabeza. Mensajes como este son respaldados por miles de ‘me gusta’.
Como contrapeso a esta página, algunos sectores radicales que defienden el hejab crearon The Real Freedom of Iranian Women (La verdadera libertad de las mujeres iraníes), dedicado a defender y promover el uso del velo. Tiene más de 6.000 seguidores, en un país donde Facebook está bloqueado y la única manera de acceder a la red social es un programa que rompa los filtros. “El hejab es mi libertad”, dice al pie de una de las fotografías que aparecen en este sitio, cuyos administradores aseguran que está dedicado a confrontar a los extranjeros que escriben recetas culturales para sus mujeres y las llaman a quitarse el velo.
“Todas las reacciones a esta página web solo muestran lo sensibles que son las autoridades sobre el tema del velo. Ellas son las que, con sus reacciones, han terminado por darle importancia a un evento anecdótico”, opina una empresaria local, que, como muchos, pide no dar su nombre y señala que dicho sitio fue creado por iraníes en el extranjero. Esta mujer recuerda que muchas iraníes publican desde hace tiempo sus fotos sin velo en Facebook y que los perfiles que critican el uso del hejab no son nuevos. “Esto demuestra que la paranoia (oficial) no tiene límites”, dice.
“No estamos aquí como respuesta al gobierno de (Hasán) Ruhaní –el presidente moderado que se ha distanciado de la posición radical de algunos ayatolás– ni a ninguna página web. Estas manifestaciones las hemos hecho en el pasado para recordarle al Gobierno que tiene que cuidar el islam y la Constitución. El velo es nuestra identidad”, manifestaba una joven iraní, de 24 años, que –como el resto de las participantes en la marcha del viernes 16– iba con chador, aquel manto negro que cubre a las mujeres religiosas. Tampoco llevaba maquillaje, como rezan las reglas. La manifestación fue organizada, según se conoció, por los Guardias Revolucionarios (la élite del Ejército) y la municipalidad de Teherán.
Desde el comienzo de la República Islámica, especialmente desde la llegada al poder del expresidente Mohamed Jatamí, en 1995, los reformistas han sido atacados por los sectores radicales. Esta tendencia no ha sido la excepción en el gobierno del actual presidente, a quien los radicales quieren atacar por su posición abierta hacia aspectos culturales, como internet, la publicación de libros y filmes sin censura, y los derechos de las mujeres.
Si bien desde el comienzo Hasán Ruhaní ha tratado de mantener sus posiciones en la línea del líder supremo de la Revolución, Alí Jamenei, la mayor autoridad del país, el tema femenino parece alejarlos. “Debemos limpiar nuestras mentes por completo de las declaraciones hechas por Occidente en relación con el trabajo y la igualdad de género de las mujeres. Uno de los grandes errores de Occidente es la igualdad de géneros”, aseguró el gran ayatolá en su discurso del Día de la Mujer.
Dentro del marco de esa misma celebración, el Presidente dijo que las mujeres deben disfrutar de igualdad de oportunidades, protección y derechos sociales. “Tenemos un largo camino por delante en este terreno”, dijo Ruhaní, que desde su campaña electoral había hablado de los derechos de las mujeres, sus grandes electoras.
“El hejab –y especialmente el chador– ha terminado por ser un instrumento político en este país. Y por eso los radicales lo defenderán a muerte”, revela una reconocida comentarista local, que en esta ocasión pidió no publicar su nombre.
Ley desde hace 35 años
La obligación de que las mujeres vayan cubiertas es uno de los pilares de la República Islámica. Hasta 1979, la sociedad iraní convivía entre aquellas mujeres que llevaban su chador y las que iban descubiertas. “Yo vengo de una familia donde las mujeres llevaban chador. Eso era normal”, cuenta la analista.
El problema, aseguran las activistas, surgió cuando el velo se convirtió en una obligación. Desde entonces, es uno de los campos de batalla de la sociedad iraní. “El hejab obligatorio es un instrumento de los fundamentalistas para controlar a la sociedad y confrontar a sus rivales políticos cada vez que llegan al poder”, afirma un artículo publicado en la página web de la Feminist School, que –como otras organizaciones del mismo tipo– se queja de que ninguna mujer que no lleve chador puede llegar a ocupar un puesto público.
“Mi madre lleva chador desde hace años y no se lo quita por vergüenza. Está acostumbrada a llevarlo”, dice Mona, de 32 años, quien sostiene que a su mamá le gustaría cambiar, pero ya no se atreve. “A ella no le gusta que mucha gente la rechace por ser chadorí”, agrega.
Mona recuerda que cierto sector de la sociedad aísla a las mujeres que van cubiertas con chador, pues las identifica con lo más recalcitrante del régimen. Por ejemplo, en una manifestación en favor del hejab, llevada a cabo hace un par de semanas frente al ministerio del Interior, en Teherán, los transeúntes les gritaban que todo lo que pasaba en el país era su culpa. “También hay que tener en cuenta que muchas mujeres lo tienen que llevar por obligación. Muchas veces eso depende del hombre”, explica Mona.
“Desafortunadamente, el Gobierno también argumenta que el hejab garantiza la seguridad de las mujeres, debido a que nuestros hombres no están acostumbrados a que vayamos sin hejab. No son como los de otros países”, dice Mina, de 24 años, quien destaca que muchas de las mujeres que publican su foto sin velo en la página de Facebook están acompañadas por sus esposos o son apoyadas por ellos. O por sus padres. “Ellas tienen suerte”, concluye.
CATALINA GÓMEZ ÁNGEL
EL TIEMPO
Teherán
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