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'64', mujeres que se burlan de la muerte e invitan a vivir

Sigal Ratner-Arias debuta en la literatura con una novela de ficción basada en una historia real.

 Cumplir años, sin importar cuantos sean, es motivo de celebración para la mayoría de personas, pero para Anna Katz llegar a los 64 años es motivo de preocupación. A esa edad fallecieron su padre, su abuela y su tía. Cumplir 64 es sinónimo de muerte. Es un número mágico, trágico y temido.
Basada en este argumento, que nació de su propia experiencia –ya que su propio padre, abuela y tía fallecieron a esa edad- la periodista venezolana Sigal Ratner-Arias nos presenta ‘64’, una novela en la que la muerte es la excusa para invitar a los lectores a vivir, a amar y a enfrentar las encrucijadas de la vida con valor.
La historia gira alrededor de tres personajes: Anna Katz, quien acaba de llegar a los 64 años; Sofía, su hija, una periodista que debe enfrentar un embarazo no planeado, y Beatriz, su prima, quien pasó los 64 años y ahora vive encerrada en sí misma esperando el final de sus días.
Y aunque en el libro las mujeres son las protagonistas, los personajes masculinos aparecen y juegan un papel primordial. Ellos son el apoyo para estas tres mujeres que, por diferentes circunstancias, aprenden a luchar por ser felices.
Esta es la primera novela de Sigal, una destacada periodista de la agencia AP, que debuta con éxito en el mundo literario gracias a una historia bien planeada y contada. Una trama interesante que atrapa al lector de principio a fin. Con personajes claros y bien delineados y un lenguaje sencillo y directo que conmueve al lector.
El libro ya se puede conseguir en las principales librerías de Colombia.
Nace, primero, inspirada en la muerte de mi padre, abuela y tía. Ellos fallecen a la edad de 64 años. Por eso el número se convirtió en algo muy fatídico y de miedo en mi familia. Mis hermanos y yo, como una forma para lidiar con el dolor, empezamos a jugar con el 64, el número mágico, el número temido. Mi hermana me dijo un día que cuando cumpliera 65 iba a hacer una rumba gigante, a lo que yo le contesté que la iba a hacer a los 64 porque con estos genes no se sabe.
Tras esto un día iba en el tren camino al trabajo y me imaginé a mí misma a los 64 años y escribí el primer capítulo en media hora. No pude parar, así como lo ven así lo escribí. Si cambiaron fueron dos palabras.
Al llegar a casa le mostré el Blackberry a mi esposo y le dije: “Esta es la novela que quiero escribir”. Y se lo dije porque me sentí en paz. Fue tan terapéutico y catártico que sentí que tenía que seguir. Así nació la novela.
Es una novela de ficción inspirada en la muerte de mis seres queridos. Claro que tiene mucho de autobiográfico: una familia judía-venezolana, pero es una novela de ficción sobre otra familia que también está acechada por esta maldición.
También tengo en común la profesión con Sofía, pero estoy más identificada con Anna. Claro, uno saca sus propias experiencias y va mezclando cosas y va inventando cosas.
Es un reflejo de la vida que yo llevo. Tengo el apoyo de mi esposo, es un amor así tipo el de Leonardo y Anna. Mi padre fue una maravillosa persona así que cómo no iba a darles relevancia. Los hombres debían estar presentes. Aparte yo creo en el amor y quería darle amor a la gente que no cree en él.
Yo ya vivía en Nueva York y es un hecho que nos marcó muchísimo. A mí como residente y como periodista. Fue el primer hecho de terrorismo que viví y me marcó. Además me conmovió mucho ver, aparte del terror del momento, el sentimiento de unión, compasión y solidaridad que surgió entre los neoyorquinos. Una ciudad que tiene la imagen de fría, frívola y egoísta se unió de una forma que nadie imaginaba.
Era imposible, como una persona que conoció la Nueva York de antes, durante y después no incluirlo.
Definitivamente me ayudó. Especialmente en el sentido en que escribo todos los días, estoy muy entrenada para escribir. Y para ser muy observadora. Creo que la novela es muy descriptiva. Aparte la posibilidad que el periodismo me ha dado de conocer gente fascinante, de visitar eventos únicos. Por ejemplo, el personaje de Beatriz surgió de una conversación con Isabel Allende. Tal vez si yo no hubiera entrevistado a Isabel Allende ese día, Beatriz no existiría o al menos no como es.
‘64’ no sería lo mismo si yo no fuera periodista.
Sí. Yo quería que una de las protagonistas se enfermara, pero yo no había atravesado esa experiencia, y muy lamentablemente una gran amiga, colombiana por cierto, estaba pasando por eso. Era el mismo caso y las expectativas de vida no eran muy alentadoras, pero gracias a su mente positiva pudo reaccionar de forma positiva, así que yo quise enviar en el libro este mensaje alentador.
Es una historia inspirada en la muerte, pero es una invitación a vivir. Es más bien como una burla de la muerte en cierta forma. También es una historia de amor, y no solo de amor de pareja. De aceptar y dar amor a la familia, a los amigos e incluso hasta a los desconocidos para poder enfrentar, aceptar y superar las encrucijadas que le pone la vida.
La Venezuela actual es muy diferente. Las mismas noticias lo dicen y no tengo mucho que explicar, pero definitivamente no es la misma Venezuela que yo dejé hace 15 años. Antes era mucho más amable, donde no existía el odio que uno ve ahora entre las mismas familias: la polarización.
Claro que había crímenes, había robos, había delincuencia, pero no al punto de lo que hay ahora. Es obvio que se necesitaba un cambio, las cosas no estaban bien, pero han llegado a un punto que uno que tal vez nunca se imaginó. Es muy complicada la situación.
Yo soy muy cinéfila y pienso mucho en imágenes. Además la familia de mi esposo está muy metida en el cine, así que es parte de mí. Obvio las películas que menciono las vi y por eso están ahí.
También los libros, como ‘Crónica de una muerte anunciada’ de Gabriel García Márquez que tiene un papel especial. Y no solo por el título que me pareció muy apropiado sino que me parece realmente una joya.
Yo he visto que mucha gente que no creía en Dios ni en nada, a raíz de una enfermedad fuerte, se vuelve más creyente o por lo menos lo intenta ya que no tiene nada que perder. Y prueba la medicina alternativa, otras formas de sanación, y a mí eso me parece fabuloso. Creo que la gente cuando está atravesando un dolor debe hacer todo lo que está a su alcance que pueda sanarle aunque sea el alma.
Bueno, estoy en medio de la investigación para mi próxima novela que, el único adelanto que le puedo dar, porque yo misma no la tengo cocinada en mi cabeza, es que tiene que ver con la industria de la música y el espectáculo. Cómo empresarios explotan a los artistas al máximo, los llevan a extremos físicos y sicológicos para beneficio propio.
DIEGO NARVAEZ
REDACCIÓN ELTIEMPO.COM
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