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Archivo

Las cinco tumbas del jefe 'para' Fidel Castaño

Hermano de los Castaño Gil acompañó la identificación en Urabá. 'Móvil-5', en la mira de Fiscalía.

“Dos fragmentos del cráneo. Quince estructuras dentales. Las clavículas deterioradas. Un húmero. Las piernas completas. Maxilar inferior. Huesos de manos y pies mezclados. Restos deteriorados”.
Eso es lo que queda hoy de Fidel Antonio Castaño Gil, ‘Rambo’, el hombre que a finales de los 80 y en los primeros años de los 90 convirtió a los paramilitares en un azote nacional y cuyos restos fueron recuperados hace una semana por la Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía, en la finca Casa Loma, en San Pedro de Urabá.
Los restos de Fidel Castaño, el primero del clan criminal y quien, según su hermano Carlos, había muerto en un combate con la guerrilla en Urabá en 1994, aparecieron en un cuñete de pintura enterrado en las tierras en las que su familia impuso el terror por dos décadas.
La ubicación final la entregó su cuñado, Jesús Ignacio Roldán, alias ‘Monoleche’, y por eso la Fiscalía también le da crédito a su versión sobre el final de ‘Rambo’: que murió asesinado por orden de su hermano Carlos, quien exactamente una década después correría la misma suerte a manos del mayor de la familia, Vicente Castaño.
Según ‘Monoleche’, Fidel murió el 6 de enero de 1994 y su primera tumba estuvo en la finca Las Tangas, donde conformó su primera banda paramilitar, precisamente llamada los 'Tangueros’. De allí lo movieron a otra finca de los Castaño, Jaraguay, en el municipio de Valencia.
Carlos Castaño volvió a desenterrar a su hermano y lo regresó a Las Tangas. El cuerpo quedó en una plantación de ceibas iniciada por el propio Fidel. Tras el asesinato del máximo jefe de las Auc, en el 2004, un ‘para’ no desmovilizado llamado ‘Móvil-5’ volvió a mover los restos de ‘Rambo’, esta vez hacia San Pedro de Urabá.
‘Monoleche’, preso desde el 2006, le encargó a un sobrino suyo que averiguara el sitio. Un campesino de la zona finalmente les dio hace pocos meses la ubicación, previo el pago de $ 5 millones.
“Inmediatamente mi sobrino me llama y me confirma que ya tiene los restos de Fidel; le ordeno que los cambie de sitio, donde el campesino que los entregó no sepa”, dijo ‘Monoleche’. Esa fue la última tumba, la quinta, de Fidel Castaño. Según el ‘expara’, ‘Móvil -5, a quien identificó como Salvador Ospina, siempre intentó borrar el rastro del primer capo del clan Castaño.
Hasta ese paraje llegó Manuel José Castaño Gil, hermano de los tres desaparecidos jefes ‘paras’. Él fue quien informó sobre un complejo tratamiento odontológico que se había realizado Fidel y que coincidía con el maxilar inferior encontrado por la Fiscalía. La identidad está confirmada en un 90 por ciento, y ya empezó el proceso de verificación por ADN.
En cuatro días de recorrido por Urabá, ‘Monoleche’ entregó otras tres fosas, donde estaban los restos de los hermanos Jimmy Alexánder y Jorge Lucena Brito; dos cuerpos que podrían ser los de una madre y su hijo, de apellido Ayazo; un NN y un supuesto ex-Auc de apellido Morales Contreras.
La historia fratricida de los Castaño Gil
Carlos Castaño, máximo jefe de Auc
El exjefe paramilitar Carlos Castaño murió en abril del 2004, en una vendetta ordenada por su hermano Vicente. Su cuerpo apareció solo dos años después, por la confesión de ‘Monoleche’, quien también participó en la muerte de Fidel Castaño, por orden de Carlos.
Vicente Castaño, el poder en la sombra
Vicente, el mayor de los hermanos, había pasado desapercibido para el país y las autoridades, hasta que cobró notoriedad en el proceso de paz con el gobierno Uribe. En el 2006 se negó a ir preso, y habría sido asesinado por sus socios. Su cuerpo no aparece.
REDACCIÓN JUSTICIA
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