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La plaga que amenaza el agua de Bogotá

Polilla asociada con un hongo está destruyendo los frailejones en el páramo de Chingaza.

LUCEVÍN GÓMEZ E.
Una polilla descubierta hace cuatro años en el páramo de Chingaza viene extendiéndose como una plaga que, asociada con un hongo, está ‘matando’ los frailejones en ese ecosistema.
Las alarmas las dispararon los científicos que investigan el insecto atacante (del orden lepidóptera y de la familia Pterophoridae). Si no se controla su multiplicación –dijeron– puede incidir “de manera dramática” en el abastecimiento de agua para Bogotá y 11 municipios de la Sabana que se surten del sistema Chingaza.
La polilla fue detectada por primera vez en marzo del 2009, en la cuenca alta de la quebrada Calostros, cuando María Mercedes Medina –directora del programa nacional para el estudio de la afectación de los frailejones de los páramos del norte– hacía un programa piloto de adaptación al cambio climático en Chingaza.
Entonces, el insecto tenía afectados los frailejones en una área de 376 metros cuadrados. La sorpresa de Medina fue mayúscula cuando, al regresar allí ocho meses después, observó que el insecto se había extendido en 2 millones de metros cuadrados.
“Hoy no sabemos la dimensión de la afectación. Creemos que debe ser considerable”, expresó Medina.
Tras el descubrimiento de la polilla, se creó el programa nacional de seguimiento en el que participan investigadores de las universidades Jorge Tadeo Lozano, Javeriana, Sociedad Colombiana de Entomología, Parques Naturales y Patrimonio Cultural.
El origen del insecto
Después de cuatro años de investigaciones, la ingeniera agrónoma de la Tadeo Luz Stella Fuentes planteó que hay dos hipótesis sobre la posible aparición de la polilla en Chingaza. Una de ellas es que por efecto del cambio climático, el aumento de la temperatura en el páramo le habría permitido al insecto ascender de los cultivos al área para establecerse allí de forma permanente; la otra es que la polilla está reproduciéndose a una tasa tal que la han evidenciado en forma desequilibrada en el ecosistema.
También han detectado que hay dos polillas atacantes, y de las cuales es desconocida y está para identificación. A su vez, la microbióloga de la Universidad Javeriana Amanda Varela analizó que junto con el insecto está apareciendo el hongo –de tamaño microscópico–, que es el que pudre el tallo del frailejón, impidiéndole recibir agua y nutrientes del suelo, lo que termina por ‘matarlo’.
La importancia del frailejón radica en que actúa como una especie de ‘fábrica’ y depósito de agua entre los 2.800 y 3.800 metros de altura. Por eso, Medina sostuvo que “la situación es delicada y para Bogotá puede ser crítica”.
Esto, debido no solo a la mortalidad de los frailejones, sino porque preocupa su tasa lenta de recuperación y crecimiento: apenas un centímetro por año. También porque –explicó Medina– en los escenarios del cambio climático se espera que en el páramo de Chingaza, en un plazo de 75 años, disminuyan las lluvias del 10 al 30 por ciento.
Esa polilla en el frailejón tendría incluso una afectación más grande y grave, si se tiene en cuenta que Medina y la directora de Parques Nacionales Naturales, Julia Miranda, han señalado su presencia en otros páramos, como en los parques naturales del Cocuy, Los Nevados, Las Hermosas y Sumapaz.
La aparición de la polilla se asocia además con la aparición de hongos que destruyen finalmente la planta (Fusarium y Colletotrichum). Este problema hasta ahora solo se ha estudiado en Chingaza, cuyo parque natural ocupa 80.000 hectáreas. De estas, en 25.000 crecen los frailejones, y el insecto se halla en las plantas crecidas en los sectores del páramo de La Calera y Choachí, donde no han tenido ningún control.
Por ahora está avanzado el diagnóstico, pero los investigadores y autoridades ambientales están contra la pared: no tienen recursos para controlar el insecto y cuando lo hagan, deberá ser de manera manual, porque el páramo es una reserva protegida.
Fases del daño
1. La presencia de la polilla
Su aparición se detecta porque la larva consume las hojas jóvenes (meristemo) o centrales del frailejón, perforándolas, y sus excretas se ven como puntos negros en las hojas. Cuando crecen, quedan sus orificios.
2. Debilitamiento
El insecto debilita la planta y con la humedad del suelo se favorece la aparición del hongo en su tallo y lo pudre. Como efecto, las hojas se doblan, y quedan adheridas al tronco, pero muertas. Su coloración se torna oscura.
3. La ‘muerte’ de la planta
Al podrirse el tallo, que queda de color negro, la planta no puede recibir agua ni nutrientes del suelo y se muere. Luego surgen las larvas de insectos saprófagos que se alimentan de la materia orgánica descompuesta.
La clase de polilla y hongo que atacan al frailejón
Las larvas del insecto han afectado, sobre todo, los frailejones de la especie ‘Speletia sp.’ que hay en Chingaza. La polilla atacante es del orden Lepidoptera, familia Pterophoridae, de la cual han encontrado dos de sus géneros ‘Hellinsia’ y ‘Oidaematophorus’, explicó la ingeniera agrónoma especializada en entomología Luz Stella Fuentes. Ella es parte del equipo investigador, por la U. Jorge Tadeo Lozano.
El estudio del insecto
La larva puede medir de 12 a 15 milímetros
La polilla tiene el desarrollo y la metamorfosis de un lepidóptero o mariposa. Una hembra copula y deposita de uno a dos huevos en las hojas centrales del frailejón. Estos eclosionan y se convierten en larva. En ese estado puede durar de 4 a 5 meses, hasta alcanzar un tamaño de 12 a 15 milímetros. En esa etapa es cuando hace más daño: la puede destruir en entre 6 y 8 meses, con ayuda del hongo. Han encontrado casos en que plantas jóvenes han muerto en tres meses, como también hay frailejones adultos, de 70 años, que han logrado sobrevivir.
LUCEVÍN GÓMEZ E.
Redactora EL TIEMPO
LUCEVÍN GÓMEZ E.
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