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Ángel Sánchez, el arquitecto de la moda

El diseñador de modas venezolano conversó sobre su vida y sus inspiraciones.

En el taller de Ángel Sánchez, en pleno corazón del fashion district de Nueva York, el personal está trabajando a todo vapor en la nueva colección de novias del diseñador venezolano. Alrededor de 14 bocetos están pegados en la pared, cada uno con la promesa de un traje de ensueño.
Esos trazos con líneas estilizadas se traducen luego en un patrón lienzo, que servirá de guía antes de pasar a los materiales finales, que pueden ser velo, satín o bordados complejos que se hacen en India.
"Este es nuestro laboratorio creativo", dice Sánchez mientras ofrece un tour por su estudio, que incluye un elegante showroom decorado con piezas de artistas latinoamericanos y en el que predominan el blanco y el negro.
Sus diseños de trajes de noche y de novias, reconocidos por su sobriedad en el color y siluetas contemporáneas, han sido lucidos por la crema y nata latinoamericana, y por celebridades como Sandra Bullock y Eva Longoria.
Sus líneas de vestido de noche, coctel y de novias se venden en las tiendas por departamentos más lujosas de Estados Unidos, como Bergdorf Goodman, Neiman Marcus y Saks Fifth Avenue, a un precio promedio de 6.000 dólares por pieza.
El venezolano, quien está radicado en Nueva York desde hace más de una década, estará en Colombia a comienzos de mayo presentando su colección de trajes de noche de otoño 2013 y de novias 2014, como parte del lanzamiento de la Fundación A la Rueda Rueda de Vivianne Barguil. El diseñador donará el desfile para recaudar fondos y darle así un empujoncito a la iniciativa social que apunta a la atención de menores en Montería.
Pese al reconocimiento internacional del que goza y a que ya se codea con los pesos pesados de la industria de la moda, Sánchez dice que aún tiene muchas metas por alcanzar, y un reencuentro con sus raíces latinoamericanas forma parte de ese proceso. Esto fue lo que le contó a CARRUSEL sobre sus fuentes de inspiración, su origen como arquitecto y el papel fundamental que jugó su madre en su carrera.
El origen
Sánchez, el cuarto de seis hermanos, se crió en Valera, estado de Trujillo, a dos horas y media de Cúcuta. Allí su madre, que era modista, lo marcó significativamente, aunque él se dio cuenta muchos años después. "Ver a mi mamá coser, verla pedalear esa máquina Singer por años durante mi infancia, tiene que haber marcado algo en mi inconsciente. Mi madre me recuerda que yo me distraía más con los figurines que con las historietas. Calcaba las imágenes de los figurines".
Pero cuando llegó el momento de decidir una carrera, a finales de los años 70, la moda no fue una opción para el entonces joven bachiller. "No creo que existiera una academia de moda en Venezuela". Así que decidió estudiar lo más cercano al proceso creativo: arquitectura.
El salto de la arquitectura al diseño
La transición no fue fácil, pero tampoco traumática. "Yo nunca vi el oficio sacrificado de mi madre como una carrera para mí. Me eduqué para ser el mejor arquitecto del mundo, porque si hay algo que soy, es que soy muy ambicioso". Luego de graduarse con excelentes notas en la Universidad Simón Bolívar de Caracas, Sánchez empezó a frustrarse con la lentitud con la que se concretaba el proceso creativo en la arquitectura. "Me sentí muy impotente, porque aunque yo tenía las ideas, no las podía construir". Y esos dibujitos que trazaba alrededor de los planos, esas figuras que nunca dejó de hacer en cuanto papel encontraba empezaron a llamarle la atención. La apertura de una boutique por parte de su madre en Valera para la que él empezó a diseñar fue el catalizador. "Empecé a ayudar a mi madre. Le llevaba telas desde Caracas, cuatro dibujos, y mi mamá los ejecutaba... Montamos un tallercito en mi pueblo que se llamaba Ángel Atelier y en ese momento empecé a sentir esas satisfacciones inmediatas que te da el proceso creativo. Luego de hacer unas rayas, a las dos o tres semanas las veía realizadas". A los 25 años se dio cuenta de que no podía manejar la arquitectura y el diseño al tiempo, así que decidió seguir lo que más lo apasionaba.
Su estilo
"Como yo soy arquitecto de carrera, los primeros trazos siempre son muy precisos, sin llegar a ser estructuralmente demasiado... Siempre busco el balance entre la forma, las líneas y las proporciones... Yo nunca fui un diseñador loco, de vanguardia, de ideas imposibles. Todas las ideas me las imagino como algo que la gente las pueda usar. No he hecho nada simplemente para sorprender, para obtener el aplauso. Pienso que mi ropa se digiere de una manera bien natural; no hay que justificarla o explicarla. Trato de evitar ser el diseñador del lacito bien puesto. Yo apunto a que cada una de mis colecciones tenga una historia que contar, una temática, y eso me viene de mi formación como arquitecto".
Sánchez también reconoce la importancia de satisfacer a sus clientas. "Como vestí a tantas mujeres, para mí es como tratar de interpretar la personalidad de cada una, complacerla. Es un trabajo muy personal y nunca he dejado de hacerlo".
El proceso creativo
"Es algo impredecible, no tiene un lugar, ni un momento en el día", dice el diseñador, quien carga una minilibreta todo el tiempo, en la que traza cualquier idea que se le viene a la cabeza, ya sea cuando viaja en metro desde su casa en Brooklyn o mientras habla por teléfono. "Como vienen tan pronto las ideas, tú tienes que escribirlas cuando se te presentan... Tampoco espero que la musa caiga del cielo. La creatividad nace de una disciplina de trabajo, pero puede llegar a ser muy impredecible... Mis mejores diseños han salido mientras hablo por teléfono".
La decisión de venirse a EE. UU.
Una necesidad de tener una mayor competencia, de responder a un nivel de exigencia mayor, llevó a Sánchez a dejar Venezuela y a venirse a Estados Unidos en 1997. "Me pregunté: '¿qué tan bueno soy diseñando para una mujer del mundo?'. Fue un desafío que me planteé a mí mismo".
El aterrizaje no estuvo libre de turbulencia. "Hay una cosa que uno aprende acá a los golpes, y es la humildad. Después de disfrutar del reconocimiento en Venezuela te das cuenta de que aquí no eres nadie. Tienes que empezar de cero. Y me di cuenta de que lo que yo pensaba que era bueno en mi país, no funcionaba aquí. Los códigos que había manejado por años no eran apreciados acá". El diseñador reconoce que aunque sus raíces creativas son latinoamericanas, le debe su visión actual a su experiencia fuera de Venezuela.
Novias
Durante sus primeros años de carrera en Venezuela, Sánchez recuerda que la norma era cerrar cada desfile con un traje de novia. Irónicamente, cuando decidió venirse a Estados Unidos se rehusó en un principio a enfocarse en este tipo de vestidos. "Hice un esfuerzo por no presentarme como un diseñador de novias; no quería esa etiqueta", dice. Pero las novias le habían dado mucha suerte en Venezuela y a los dos años de llegar a Estados Unidos sacó su primera colección, la cual tuvo mucho éxito. "Diseñar un vestido de novia me sale muy natural". Hoy tiene su propio nicho en ese segmento del mercado de la moda.
"Los diseños de novia han sido el proceso más natural para darme a conocer", dice el venezolano, quien agrega que su clave está en alejarse del típico traje pesado y estructurado. "Yo hago una propuesta de un traje muy etéreo, romántico, pero de líneas muy simples, sin recargar. No llevo la tradición al extremo de lo aburrido o el impacto al término de lo exagerado".
Diseñadores que admira
"Mi mentor intelectual ha sido Balenciaga (el legendario diseñador vasco). Cuando decidí que iba a dedicarme a la moda, mi biblia fue toda la documentación de su trabajo. Cómo construía sus piezas y, obviamente, su biografía. Me llevó a entender la moda casi como un acto de religión". El venezolano también dice que el francés Christian Lacroix y el italiano Valentino lo han influenciado tremendamente. "Cuando yo empecé, el eclecticismo y el drama de Christian Lacroix fueron muy inspiradores. Y Valentino, con esa dedicación a la mujer y la feminidad, ha sido también una referencia. Pero luego hay dos que, como latino, soñaba algún día conocer, y tener una carrera parecida a la de ellos, que es Carolina Herrera y Óscar de la Renta".
Celebridades
Sánchez reconoce que el hecho de que actrices y cantantes famosas luzcan sus diseños ha contribuido a su éxito, pero agrega que hay un punto en que la dinámica agresiva dentro de la industria por validar un diseño con una cara famosa es insultante. "Se ha transformado en una obsesión colectiva que de cierta manera le quita valor al diseñador como tal. Hoy en día, el que consigue más celebridades no es el más talentoso, sino el que tiene más músculo financiero... Y en la alfombra roja cada vez hay menos oportunidades para los nuevos talentos, porque los conglomerados se dieron cuenta del valor publicitario". De todas formas, Sánchez, quien rara vez saca a colación a sus clientas famosas, ha tenido su dosis de ellas luciendo sus vestidos, como Taylor Swift, Brooke Shields, Sandra Bullock y Eva Longoria. "Las oportunidades que yo he tenido en la alfombra roja han sido fortuitas; no las he pagado, se han dado porque se tenían que dar", dice.
Ángel Sánchez en A la rueda rueda 
La Fundación A la Rueda Rueda, creada por la colombiana Marie Vivianne Barguil, será presentada al país el próximo 2 de mayo en un evento que contará con la participación del diseñador Ángel Sánchez y la pasarela de su colección 2013 de trajes de noche y novias.
Este evento fue organizado con el propósito de recibir las primeras donaciones para la construcción del centro de atención infantil en Montería, ciudad de origen de Marie Vivianne Barguil, en un lote de 5.000 metros. Más adelante, la pretensión de la fundadora es construir sedes en otras ciudades de la Costa Atlántica colombiana.
La Fundación atenderá a niños de 0 a 6 años, obligatoriamente escolarizados, y entre sus funciones estará prestar apoyo extracurricular a los pequeños, darles alimentación adecuada, así como ofrecerles actividades lúdicas.
Más información en:
www.fundacionalaruedarueda.org. Boletas: Tel. 235 3078, Bogotá.
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