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La locomotora que volvió a los rieles luego de 45 años de olvido

Tras un proceso de restauración esta locomotora volvió a recorrer la sabana de Bogotá.

Se necesitaron 45 años para que la locomotora número ocho volviera a cruzar la sabana de Bogotá después de permanecer al sol y al agua en uno de los patios de la Estación de la Sabana, en el centro.
Tres rugidos de la fiera de hierro marcaron el inicio del viaje y también el final de un trabajo de más de cuatro meses de restauración a cargo de un equipo de técnicos del Tren Turístico de la Sabana.
Federico Reynales, el hombre que lideró el grupo, se mostraba nervioso. Sabía que si algún detalle fallaba, la número ocho no podría caminar de nuevo. En la cabina de mando se vivían momentos de angustia: "Se dañó el resorte", gritaba un hombre con la cara tiznada. "Páseme la estopa", pedía otro. A las 12:45 del día y después de algunas pruebas de rigor, la máquina vomitó una bocanada de vapor que cubrió los techos de las vetustas casas de la calle 13.
"Desde 1968 esta locomotora no salía a ruta. Esto es una proeza, pues la número ocho se encontraba hecha chatarra", contó Eduardo Rodríguez, director de Turistren y cerebro de la restauración desde que fue comprada por Steve, un geólogo inglés que se enamoró de la pieza desde que la vio en la Estación.
"Es un milagro de los mecánicos que la repararon. Aún no puedo creer que hayan podido revivirla", dijo el extranjero, mientras disparaba su moderna Canon.
La primera parada del periplo fue en el centro comercial Gran Estación, donde la número ocho causó sensación entre algunos niños que no perdieron la oportunidad de montarse en ella y tomarse una foto.
Incluso, los conductores de la calle 26 hicieron una pausa para observar el paso del monstruo de vapor. En la estación de Usaquén, en plena novena con 109, un grupo de pensionados de los ferrocarriles aguardaban el paso de la locomotora. Al verla, Rafael Dueñas, un veterano de los trenes, se quitó su sombrero de ala ancha y se lo llevó al corazón: "¡Qué berraquera!", atinó a decir, mientras sus demás compañeros aplaudían con fuerza.
La máquina se comportó con fiereza hasta La Caro, la última parada de su primer recorrido. Se mostró tan rejuvenecida que cargó sin problema las nueve toneladas de carbón que le sirven de alimento, además de nueve vagones.
Se espera que en los próximos días la número ocho inicie labores con las otras cinco locomotoras que hacen parte del Tren Turístico. Además, se planea que transporte 400 pasajeros y llegue hasta Nemocón, en Cundinamarca.
FABIÁN FORERO BARÓN
Redactor de EL TIEMPO
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