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América Latina, la región más inequitativa

Por: SALLY PALOMINO CARREÑO | 12:08 a.m. | 09 de Abril del 2014

América Latina, la región más inequitativa

El Banco Mundial destaca los avances en la movilidad, la recuperación de la calidad del aire y el aumento en la cobertura de servicios públicos.

Foto: Archivo particular

Costa Rica, Ecuador y Colombia encabezan la lista de los países menos exitosos en cuestión de equidad urbana. Eduardo López, de ONU-Hábitat, da detalles de una investigación sobre el tema.

Imagine que atraviesa tres países en una hora montado en un carro. En el recorrido, desde la ventana, es testigo de modernas construcciones, otras más humildes y muchas sostenidas con apenas un par de vigas. Piense que dentro de una ciudad hay muchas otras. Que existen varias Medellín dentro de una sola y que todas son diferentes. Así explica Eduardo López, director de investigaciones de ONU-Hábitat, lo que significa una ciudad inequitativa.

Él, que durante dos años estuvo a cargo de la redacción del informe ‘Construcción de ciudades más equitativas, políticas públicas para la inclusión en América Latina’, presentado ayer en el marco de WUF7, cuenta que a pesar de los índices poco favorables para la región en este sentido, se puede señalar que “América Latina y sus ciudades llevan diez años en los que la curva de desigualdad se ha reducido y ha tenido un cambio positivo”, dice el experto, quien advierte, sin embargo, que la región sigue siendo la más desigual del mundo.

El informe señala como casos exitosos en el propósito de reducir brechas en las ciudades a países como Perú, Uruguay, Méxivo y Brasil.

En el lado opuesto están Costa Rica, Ecuador, Colombia y República Dominicana, donde el índice de concentración del ingreso es sumamente elevado y está por encima de la línea de alerta internacional de Naciones Unidas, advierte el documento.

“A pesar de ello, el ímpetu de cambio está presente y es preciso sostenerlo”, dice López.

Y aunque no existe un mismo patrón para toda la región que señale que la desigualdad es mayor en las urbes que en las zonas rurales, lo cierto es que la desigualdad en las ciudades ha aumentado más que en las áreas rurales.

La educación y la inclusión social siguen siendo factores determinantes en el proceso hacia la equidad de las ciudades, pero el informe revela que existen nuevas causas que generan desigualdad y que están asociadas con el uso de la tecnología, el acceso al conocimiento, los servicios corporativos avanzados, las innovaciones financieras y los servicios de asesoramiento en la toma de decisiones.

Condiciones que solo son posibles con una política de estado clara. “Una sociedad no puede pretender ser equitativa si grandes sectores de la población se ven privados de sus necesidades básicas mientras otros viven en la opulencia”, señala el informe.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) introdujo en 2010 el índice de desarrollo humano ajustado por desigualdad, que permite medir la forma como la inequidad se convierte en un lastre para el desarrollo de algunas ciudades. Puede retrasarlo y en el peor de los casos, detenerlo.

El informe, que fue elaborado con datos oficiales proporcionados por los gobiernos e información adicional del Observatorio Mundial Urbano, cubre un periodo de 20 años.

Los reportes en lo que tiene ver con el capítulo de Colombia son del año 2010. Justamente, el presidente Juan Manuel Santos se refirió al tema. En la inauguración del Foro Mundial Urbano, en Medellín, pidió que se actualizaran los datos. Al respecto, el investigador López señaló que, en respuesta a dicho llamado, recibirán nuevos datos que permitan hacer corte eventualmente hasta el año 2013. “En el caso de Colombia, un estudio más actualizado permitiría saber la magnitud y evolución de las tendencias”, advierte el informe.

Un fenómeno histórico

Que América Latina y el Caribe superen a otras regiones en la nada afortunada lista de zonas desiguales no es nuevo.

El documento dice que durante muchas décadas, las desigualdades aumentaron o se mantuvieron estables. Cuenta que hasta los años ochenta no hubo un solo país en la América Latina donde la inequidad en el ingreso se redujera considerablemente.

En la década de los noventa, algunos países mostraron un aumento en la desigualdad. Particularmente altos fueron los casos de Colombia, República Dominicana y Ecuador.

“Incluso, en varios países la situación de desigualdad creciente continuó degradándose en la década de los noventa”, señala la investigación, según la cual apenas se empezó a ver una tendencia general de mejoría desde el año 2000. En los años recientes se ha visto con mayor claridad cómo una gran cantidad de ciudades comenzaron a estrechar poco a poco las brechas del ingreso, aunque con registros distintos.

Eduardo López, el mexicano que ha estado frente a este documento, dice que es la primera vez que se conoce el estado de desigualdad en las ciudades. Reconoce que aunque en el tema de equidad, entendido como la inclusión de género y mujer en la transformación de ciudades, se sigue estando lejos de cumplir el ideal.

“La desigualdad solo se reduce si hay una política de Estado clara que se traduzca en políticas fiscal y de transferencia de riqueza hacia los pobres (...) Algunos países como Brasil han implementado factores ecualizadores como de protección del salario mínimo”, dice López.

El estudio revela que si se selecciona cualquier país de América Latina, la diferencia entre ciudades es de hasta un 50 por ciento, lo que quiere decir que las políticas gubernamentales no están permeando de igual forma a todas las ciudades de un mismo país.

“En lo local se está configurando un paisaje de desigualdad, que parece olvidar que la planeación urbana es un espacio donde no solo se manifiestan las desigualdades sino que además genera nuevas”, agrega el experto.

Por último, el documento es muy claro al señalar que no se puede hablar de equidad en las ciudades mientras exista inestabilidad social y criminalidad, cohesión social pobre, falta de confianza, apatía social e incertidumbre, así como tensiones sociales e inestabilidad política.

“Para reducir las desigualdades se requiere de instituciones fuertes, programas sociales efectivos y de una buena articulación entre los órdenes de gobierno”, advierte la investigación.

SALLY PALOMINO CARREÑO
REDACTORA ELTIEMPO

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