Paredes vivas

Nacieron como una opción para cambiar la fachada de edificios y muros. Los jardines verticales en interiores y exteriores decoran y oxigenan el ambiente. Tendencia que llegó al país.

Son obras de arte que no solo hacen hermosos edificios, casas y grandes muros, sino que también ayudan al medio ambiente y a la calidad del aire en las ciudades: absorben toxinas y regulan la humedad. En el mundo llevan años de experiencia, pero en Bogotá se han venido implementando tanto en exteriores como en interiores. “Los muros verdes no son solo un elemento arquitectónico impactante. Son una exhibición pública de creatividad, arte y belleza”, afirma Pablo.

Atuesta Pradilla, de la empresa Groncol, que en la búsqueda de aprovechar al máximo las superficies subutilizadas en la ciudad, empezaron a pensar en diferentes formas de hacer jardines sobre superficies verticales. Estos jardines son estructuras especialmente diseñadas por personal idóneo, y materiales específicos con la finalidad de trasladar los jardines, que comúnmente se conocen en los primeros pisos y materas, de un plano horizontal a uno vertical.

Esta finalidad puede cumplir con distintos objetivos estéticos, como recuperar una zona, edificación o área deteriorada con un elemento llamativo ornamentalmente, o también cumplir con objetivos técnicos como aislamiento térmico, acústico, manejo y control de humedades y hasta cultivos productivos de hortalizas.

La empresa Jardines Urbanos también incursionó en este estilo arquitectónico en Colombia. Se ha propuesto hacer una contribución al medio ambiente y a la ciudad, y dejar la huella verde que las edificaciones borran cuando la trasladan a estas mismas edificaciones antiguas o nuevas.

Para esto adquirió los derechos exclusivos sobre la tecnología de la firma española Paisajismo Urbano, integrada por un grupo de biólogos preocupados por especificar y diseñar un sistema que realmente tenga en cuenta los elementos más importantes de la hidroponía para, no solo crear un jardín colgante, sino un ecosistema vivo en todas sus partes.

Existen diferentes tipos de jardines verticales. Su peso puede variar entre 35 y 80 kilos por metro cuadrado. Lo único que se requiere es una estructura que soporte estos pesos y hacer una muy cuidadosa planeación y ejecución de la impermeabilización del muro para no incurrir en problemas futuros.

Tanto Groncol como Jardines Urbanos concuerdan en la diversidad de beneficios que trae montar este sistema ecológico en los muros: aumentan el área verde en la ciudad, capturan la contaminación y gases efecto invernadero, y contribuyen con la mitigación del impacto sobre el planeta, reducen la absorción de la radiación solar que las fachadas convencionales transmiten como calor y logran reducir hasta 5 grados la temperatura interior de un edificio en climas cálidos; mantienen la temperatura en climas fríos, al reducir así el uso de aire acondicionado y/o calefacción, embellecen la arquitectura y los espacios urbanos; elevan el valor comercial de los predios; recuperan zonas deterioradas; eliminan el 90 por ciento de la polución de un ambiente cerrado; reducen molestias físicas, como sequedad de piel y mucosas, respiración, fatiga, y producen efectos psicológicos positivos.

Sin que sea un pecado, ayudan a inhibir a los grafiteros de ensuciar fachadas.

El consumo de agua de las plantas es mínimo, pues se trata de un circuito cerrado que aprovecha el agua lluvia en exteriores, actúa como aislante y reduce hasta 10 decibeles la contaminación auditiva.

ADRIANA RODRÍGUEZ VEGA
Redacción EL TIEMPO