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Liberaciones abren puertas para la paz/ análisis

Se da la liberación de secuestrados y la pregunta es qué sigue para el Gobierno y las Farc.

El país permanece a la expectativa de si esta acción de las Farc llevaría a un proceso de paz, a unos diálogos, o al menos a un acercamiento.
Lo primero que hay que recordar es que el presidente Juan Manuel Santos ha descartado la posibilidad de iniciar diálogos de paz con las Farc hasta que el grupo no libere a los secuestrados, suspendan sus ataques y anuncien su disposición a deponer las armas.
Supongamos que las Farc cumplen con el primer requisito. Ya había dicho antes, hace dos años, que las Farc estaban encartadas con los secuestrados pero no sabían la forma de liberarlos sin que eso sonara a derrota. Finalmente lo hacen, de forma incondicional y de manera unilateral.
Pero después de esto quedan dos condiciones, más difíciles de cumplir. El Gobierno pide el cese el fuego y deponer las armas. Lo primero que hay que tener en cuenta es que si las Farc aceptan deponer las armas antes de sentarse a negociar, ¿entonces qué se va a negociar en unos posibles diálogos?
La última condición es una que seguramente las Farc no aceptarán, al menos no planteada de esa manera.
Mi percepción, como especialista en Resolución de Conflictos y Negociación, es que las Farc saben que su lucha no tienen mucho futuro pero buscan una salida digna en una negociación, y talvez lograr algunos cambios en el país para que al final su lucha de casi 50 años no quede en la historia como infructuosa.
Las Farc no van a permitir que el Gobierno las haga ver derrotadas ni que su negociación se perciba como una rendición, ni ante la opinión pública y menos ante sus combatientes. Por lo que el Gobierno tiene que idear la forma para que esto no se vea de tal manera si quiere que el conflicto termine en una solución política en el corto plazo.
Roger Fisher, gurú de las negociaciones a nivel mundial, y Daniel Shapiro, explican en su libro 'Más allá de la razón: usando las emociones mientras negocia', la importancia de no hacer ver al otro como perdedor y respetarlo como rival. Los expertos en negociaciones saben que las emociones dentro de un proceso de estas características son tan importantes como lo que se negocia.
Talvez el ejemplo más famoso y palpable de esta situación se dio durante la crisis de los misiles en Cuba cuando la Unión Soviética intentó instalarlos a sólo 150 kilómetros de Estados Unidos.
 
Después de trece días de intensas negociaciones desde que el presidente estadounidense John Kennedy  dio a conocer la situación y con la amenaza de catástrofe nuclear a la vuelta de la esquina, el máximo dirigente de la Unión Soviética, Nikita Krushev, finalmente cedió ante las demandas del país norteamericano: hizo dar media vuelta a sus buques en medio del Caribe, los cuales venían cargados de misiles, y retiró las partes de las bases que ya se habían instalado en suelo cubano.
 
Kennedy, en lugar de proclamar la victoria norteamericana y la derrota de Krushev a los cuatro vientos, hizo ver en un discurso como si la decisión hubiera sido un consenso entre ambos líderes por el bien de la humanidad, tal como se puede leer en el libro 'La Esencia de Decisión: explicando la crisis de los misiles cubana', de Graham Allison y Philip Zelikow, en el cual detallan los procesos de toma de decisiones y negociaciones que se dieron en esas dos semanas.
La salida política al conflicto en Colombia puede estar cerca. El Gobierno debería invitar a las Farc a la mesa, y tal como lo dijo el experto en Resolución de Conflictos y Negociaciones, Anthony Wanis St-Johns, en entrevista con El Tiempo, hacer ver al grupo que ellos también pueden ayudar a construir país desde una mesa de negociación.
 
Si el Gobierno sigue haciendo exigencias para llegar a la mesa, el conflicto se alargará con muertes innecesarias de lado y lado como lo vimos la semana pasada.
Pedro Vargas Núñez
Subeditor Portafolio
Especialista en Resolución de Conflictos y Negociación
 
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